La Coruña,
14 de agosto de 1968.
Sr. Director de
EL IDEAL GALLEGO. Plaza.
Estimado señor Bocelo: Ante todo quiero hacerle llegar mi más sincera felicitación, por el nuevo rumbo que ha tomado EL IDEAL GALLEGO bajo su dirección, fundamentalmente por la toma de conciencia que ha adoptado ante la problemática social de nuestra ciudad y región.
El motivo fundamental de dirigirme a su Sección de “Cartas al Director” es hacerle llegar mi opinión sobre el desarrollo de las fiestas de verano de La Coruña, que una vez más se han convertido en una especie de “guateque” o fiesta privada, cuando en realidad su finalidad (en teoría al menos) era la de ser las Fiestas del Pueblo y para el Pueblo. Y aquí señor Bocelo radica mi protesta. No crea que escribo movido por el afán de polémica ni de crítica negativa, ni tampoco que pertenezco al campo de los de la eterna oposición. Al contrario, escribo con el fin de hacer llegar mi repulsa ante unos hechos que analizados con calma constituyen un descrédito (por llamarlo así) para los organizadores de las Fiestas de Verano de La Coruña.
Soy estudiante de quinto de Derecho y vecino de La Coruña, donde he nacido y vivido desde hace 22 años y, como todo mortal, este año ansiaba participar y disfrutar de nuestras fiestas veraniegas; pero la cosa resultó fallida por un motivo de lo más sencillo: el dinero. El pretender asistir al sin fin de espectáculos programados hacía necesario tener un bolsillo bien repleto, y no de pesetas rubias precisamente. Las fiestas se han calculado para unos pocos señores que puedan permitirse el lujo de gastar un dinero que por desgracia no todos tenemos. Conste que no quiero discurrir por el campo demagógico, que sería más sencillo, sino que únicamente pretendo exponer unos hechos aislados que por sí solos hablan del nepotismo reinante en estas fiestas.
Primero. “La Festa de la cantiga”: Con la proclamación de la Reina de las Fiestas, el Pregón, los poemas y en una palabra el inicio de las fiestas, fue un guatequillo para cien o doscientas personas con chaqué y estola de visión que precisamente no eran la representación genuina de la ciudad, mientras que los restantes ciudadanos, que no fuimos invitados ya que de invitación se trataba a pesar de ser sus organizadores los “representantes” del pueblo coruñés, nos tuvimos que conformar con admirar a la entrada del jardín de San Carlos a los privilegiados ciudadanos de primera clase.
Segundo. Los precios de los Festivales de España quitaban el hipo, ya que por esas cantidades, los menos pudientes, que son los más, sólo tenían acceso a las últimas filas del gallinero, mientras que casi toda la totalidad del teatro sólo era accesible a los más pudientes, que son los menos, a nuestros “representantes” proveídos de invitaciones, pagadas por sus representados de gallinero. Y se dio el caso paradójico de que el Teatro Rosalía de Castro presentó más baratas las mejores compañías y obras de teatro del momento que el local de los Festivales con su doble subvención del Ministerio de Información y Turismo y del Ayuntamiento. Paso por alto la petición de traje de etiqueta, en el Festival Popular de la Ópera, porque como joven que soy lo considero una necedad que sólo inspira lástima.
Tercero. Y para lo último lo más bochornoso bajo mi punto de vista, y es el que se haya intentado conformar al pueblo con dos verbenas en María Pita, como su el único deseo de los coruñeses fuese el de bailar la pachanga, y esto bajo la atenta mirada beneplácita de nuestro Ayuntamiento ufano de ver al pueblo divertirse sin problemas y complejos, porque, señor Bocelo, debe ser peligroso para los coruñeses ver a Lope de Vega, o al Ballet de Bucarest, u oír al pianista Ketchen, ya que para esto hay que estar preparado, y la “preparación” al parecer radica en tener un traje de etiqueta, o el bolsillo bien provisto, cuando en realidad el Arte es un patrimonio del pueblo y sólo éste lo sabe apreciar y conservar en sus tradiciones y manifestaciones.
Señor Director le ruego publique estas líneas, ya que en ellas reflejo la opinión de un sector de la juventud que intenta compartir con los demás los conocimientos y estudios que los demás no pueden alcanzar.
Dándole las gracias le saluda atentamente,
Firmado: PACO VÁZQUEZ