Uno de los equipos de investigación destinados al caso de la desaparición en A Pobra de la madrileña Diana Quer, de 18 años, permaneció durante seis horas en el domicilio familiar en la urbanización Monte Alina, en Pozuelo de Alarcón, con la finalidad de solicitar la colaboración de la madre, Diana López-Pinel, para tratar de avanzar en sus averiguaciones. Esos agentes de la Guardia Civil, que portaban maletines y mochilas, llegaron a esa vivienda en torno a las ocho de la tarde y permanecieron en ella hasta las dos de la madrugada. Además de interesarse por su estado después de haber transcurrido tres semanas desde que se la perdió de vista, le hicieron algunas preguntas para tratar de aportar algo de luz y obtener toda la información fiable posible sobre este complejo asunto.
Algunas fuentes indicaron, posiblemente por el tiempo de permanencia de los investigadores en dicho domicilio, que se había producido un “duro interrogatorio” como consecuencia de las contradicciones en las que pudo haber incurrido en sus manifestaciones. Sin embargo, su abogado, Pedro de Bernardo Riaza, lo calificó como un encuentro “informal” en el que le hicieron varias preguntas a su clienta. Además, llegó a decir que a Diana López-Pinel no le tomaron declaración oficial, y que lo único que cuenta por parte de ella es la presentación de la denuncia.
Una vez rematada esa fase de la visita, los investigadores reclamaron la atención de la madre de Diana Quer sobre fotos y videos caseros que se realizaron en el transcurso de una actuación musical en las fiestas del Carme dos Pincheiros que tuvo lugar un par de días antes de la desaparición y al que pudo asistir su hija. Le solicitaron que trate de identificar a Diana en esas grabaciones que aportaron varios testigos a la Benemérita, así como a sus amigos habituales y personas que pudo conocer recientemente en su estancia estival en la villa. Para ello, le trataron de facilitar su labor proyectando las imágenes a una mayor tamaño de los monitores que llevaban. Aún así, le podría resultar difícil, ya que su madre no conocía a todos los muchachos con los que, de una manera u otra, se relacionaba su hija mayor. De todas maneras, le indicaron que si llega a reconocer a alguien se lo haga saber de manera inmediata.
Mientras tanto, ha generado gran interés el testimonio de una vecina de A Pobra que declaró ante la Guardia Civil que a las siete y veinte de la mañana del pasado 22 de agosto, cuando hacía footing por la villa, vio a una muchacha que respondía a las características de Diana Quer, con un mono negro de pantalón corto y tirantes, que estaba muy cerca de la antigua discoteca Bumerang uy acompañada de un joven que trataba de llevarla a la casa familiar de veraneo en el lugar de Cabío. Aunque los investigadores ya eran conocedores de lo manifestado por esta pobrense desde horas después de que se difundió la denuncia de la desaparición de la joven madrileña, ese testimonio no había trascendido hasta ahora y parece ser que le están dando gran credibilidad.
De hecho, permite situar a Diana Quer en A Pobra una hora y diez minutos antes de que su madre alertase a la Guardia Civil sobre su desaparición. Lo que los investigadores tratan de averiguar ahora son los pasos que dio la joven madrileña a partir de ese momento, para lo que están examinando imágenes de cámaras de vigilancia y seguridad y los posicionamientos del teléfono móvil de la desaparecida a partir de que se pierde la señal. Algunas fuentes apuntan que las nuevas tecnologías permiten determinar aspectos que hasta ahora eran desconocidos al respecto.