Los Bomberos de A Coruña acaban de sumar nuevos logros a su palmarés olímpico tras volver de China con una decena de medallas, dos de ellas de oro. Comenzaron batiendo récords ya antes incluso de subirse al avión que les llevó a la ciudad de Chengdu, ya que consiguieron formar un equipo de 17 efectivos, la cifra más alta de estos diez años en los que llevan compitiendo en estas pruebas –tienen carácter bianual–.
“Creo que la vez que más fuimos éramos nuevo o diez hace ya 10 años a la Olimpiadas de Canadá. Esta vez el destino a lo mejor llamó más la atención y también gente de promociones nuevas que se incorpora; hay cantera”, indica Roberto Rivas, uno de los integrantes del equipo que partió a principios de mes desde el parque de A Grela.
La Stair Race –subir las 67 escaleras de un rascacielos corriendo– fue la prueba en la que más destacaron, ya que obtuvieron los dos oros –en el equipo masculino y mixto– cuando competían con el material contraincendios (25 kilos) y un bronce en la mixta sin la equipación. “Son dos carreras consecutivas y tenemos un solo equipo, por lo que tenemos que correr la primera, descansar media hora y hacer la segunda, mientras que hay otros equipos contra los que competimos que no corren la primera. Se nos hace muy duro así que ese bronce es un resultado bastante bueno y del que estamos orgullosos”, indica el bombero coruñés.
Caballo de batalla
El resto de medallas, cinco platas y dos bronces, los obtuvieron en casi todas las pruebas individuales –remo, orientación, levantamiento de peso o media maratón– y una grupal, la de tiro de cuerda, su “bestia negra” que siempre le arrebatan los noruegos. “Son un equipo que compite a nivel semiprofesional y tienen una liga y una equipación que nosotros no tenemos así que siempre que nos toca con ellos nos eliminan. Pero cada vez, también es cierto, que les cuesta un poco más y nosotros vamos mejorando”, comenta Rivas.
El clima de la ciudad china también fue protagonista en las pruebas ya que todos los días se alcanzaban los 40 grados y había una humedad del 80 o 90%, lo que les dejaba un poco “aplatanados y sudando todo el día, pero hubo que tirar para adelante”. Tras los catorce días que estuvieron en la competición –se costean ellos la participación–, toca volver al parque “con más trabajo, seguramente, porque muchos tenemos que empezar a devolver las guardias que pedimos para poder ir pero es algo que merece la pena”, asegura Roberto Rivas.