Tras meses en obras, la calle de San Andrés muestra su nuevo aspecto a los conductores y peatones que circulan por ella. Aunque tanto vecinos como comerciantes reconocen que los últimos trabajos de reparación del asfalto no han sido más que un “lavado de cara”, todos alaban el aspecto que tiene el tramo entre Pórtico de San Andrés y la plaza de Panaderas, y esperan que, cuando sea posible, se aplique esa misma estética al resto de la plaza. Por el momento, Antonio Amor, presidente de la asociación de comerciantes Área Obelisco,detecta detecta signos de recuperación económica en San Andrés, donde recientemente han abierto sus puertas cuatro nuevos negocios.
También invita al optimismo la próxima de apertura de unas oficinas de Endesa, que contribuirán a revitalizar San Andrés y a cambiar esa imagen fantasmal que ha llegado a tener, con casi todos sus locales cerrados. “Ahora está dando muestras de que vuelve a ser lo que fue”, opinó Amor. Pero, al igual que Aure López, la presidenta de los vecinos de Ensenada del Orzán, considera que esta calle “ya tocó fondo” pero necesita aún más trabajo para convertirse en lo que debe ser: un bulevar que una la plaza de Pontevedra con la de San Agustín y que invite a la gente a pasear por él.
“Para empezar, no hay terrazas: es una calle ancha, en la que da el sol la mayor parte del tiempo, pero no hay ningún lugar donde sentarse en la calle”, señaló el portavoz de los comerciantes de la zona. Para ello sería necesario ensanchar las aceras y restar espacio al tráfico rodado, que hoy en día sigue siendo el prioritario en la calle. “San Andrés es ahora una vía rápida por el centro de la ciudad. Nosotros comprendemos que no se puede convertir en peatonal porque es necesaria, pero hay que darle más espacio a la gente para que pasee”, insistió López. Tal y como está ahora “es una cosa fría” y apremia al gobierno local para que siga con la remodelación.
bajada en los alquileres
La primera parte de la reforma terminó en diciembre del año pasado, después de once meses de trabajos y 900.000 euros de inversión. Durante su inauguración, el concejal de Urbanismo, Martín Fernández Prado, pronosticó una mejora en la calle debido no solo a las obras que se habían acometido, sino a que las circunstancias económicas habían obligado a los dueños de los locales a rebajar los alquileres.
Para reducir el tráfico en un tramo que se ha convertido en semipeatonal, el Ayuntamiento tuvo que tomar algunas medidas, puesto que al eliminar las aceras los vehículos más grandes podían suponer un peligro para el público. Así que la Concejalía de Movilidad decidió que ni los buses urbanos ni el resto de vehículos de más de ocho metros podrán circular por el tramo reformado y convirtió en definitivo el desvío provisional de Rúa Alta hacia el Paseo Marítimo, que se había habilitado durante las obras. Los vecinos y comerciantes esperan que se siga adelante en esa línea en cuanto los recursos económicos lo permitan.