Que A Coruña sea actualmente la capital de la fiesta en el noroeste no está reñido con que el modelo de negocio para mantener su atractivo esté profundamente vinculado a lo efímero. La apertura, cierre y reinvención de establecimientos hace que, para un mismo sótano o ubicación, los que cuentan ya con unas pocas noches a sus espaldas sean capaces de recitar hasta tres o cuatro nombres. No era el caso, al menos hasta ahora, de Studio 54. Superviviente de la etapa dorada del Orzán, se mantiene como puente entre la nostalgia y un presente algo más complicado. Sin embargo, la de Fin de Año será la última noche de la actual gerencia y puede que del actual concepto.
Supondrá el final a seis años complicados para su responsable, Carlos Pereiro, que debutó como empresario de la noche después de trabajar por cuenta ajena en varios establecimientos. Fue así como descubrió la importancia del don de gentes para granjearse una clientela fiel. “En mayo de 2018 llevaba varios años trabajando para los demás y, viendo que en el antiguo sitio en el que estaba la gente iba por mí y no por el dueño, me pareció buena idea cogerlo”, explica. “Siempre he sido ave nocturna, así que quería algo para mí, sin depender de nadie más”, añade. En ese tiempo Studio 54 pasó de tener DJ eventual a que su propio dueño se convirtiese en el exitoso programador de una playlist que siempre se mantuvo a caballo entre el dance y el pop de los 90, con alguna concesión a los ritmos más actuales.
No llegó a dos años la felicidad y el tiempo en el que Pereiro pudo disfrutar de un Studio 54 a pleno rendimiento. La pandemia, todo un tsunami para la hostelería y el ocio nocturno, puso a prueba su capacidad de resistencia. Sin embargo, el camino de salida de la misma es el mejor recuerdo que se lleva de estos casi siete años. “El recuerdo, de los que se pueden contar, es cuando nos dejaron abrir de nuevo, después de la pandemia: estuvimos un mes entero llenos todos los días. La gente salía a lo loco y fue espectacular”, confiesa.
El hostelero, que se mantiene al frente de O Faiado, quiere dejar claro que no se va por cansancio ni por sacar la bandera blanca. Sin embargo, cree que el Orzán supone un ejercicio de resiliencia y desgaste que acabará por ser una batalla perdida. “El Orzán, si nos tratasen como a los demás y dejasen el acoso, sería una zona viable. Por culpa de tres o cuarto sufrimos todos, pero con el tiempo tiene los días contados. Es una pena, porque siempre ha sido el alma de la fiesta”, dice.
En 2025 Studio 54 cumplirá 20 años desde la concesión de su primera licencia, aunque el establecimiento de la calle del Socorro ha tenido actividad nocturna durante las últimas cuatro décadas. Entre 2010 y 2018 fue el exconcursante de Supervivientes y exhostelero Xexu López el gerente de los mejores días del negocio. En 2016, por ejemplo, allí celebró Kiko Rivera su despedida de soltero. Ahora, con un punto y aparte por delante, al igual que el resto del Orzán, se lanza al reto de la supervivencia.