Libre de complejos. Acompañado de un simpatizante con una inmensa pegatina en el pecho. Bascuas, ese gran desconocido, candidato de un partido no menos por descubrir, ejerce su docencia desde el minuto cero. Tres vectores sobre los que construir una opción: autogobierno, bienestar y “radicalidade democrática”. Nada que no haya formulado el nacionalismo de izquierdas en millones de ocasiones.

Pero este insolente recién llegado, capaz de citar a Einstein y de confundir “incubadora” con “invernadoiro”, huye de los clichés. “Compromiso por Galicia non é unha escisión do BNG”, sorprende a la platea.

Se desmarca de otros nacionalismos con un directo a la mandíbula: “Non hai que paralos”

¿La diferencia? “Non vimos a facerlle fronte a ningúen. Non hai que paralos”. Siguen las sorpresas. “Non cremos que o Estatuto esté agotado”. Vaya.

Tiene arranques de sensata humildad que se agradecen. Admite sin fruncir el ceño que se está dando a conocer “que non é pouco” y se toma la molestia de enterarse a quien ha estado respondiendo después de una hora de diálogo. No es común.

Penúltima sorpresa. Lo urgente después del domingo 21, y sea cual fuere el resultado, es nacer. “Tras as elección o primero que faremos será o noso congreso constituínte”. La casa para este peculiar tejado. n