Tener un pulmón verde en la ciudad es algo que los vecinos del Agra do Orzán llevan demandando desde hace más de dos décadas por lo que, espacios como los huertos urbanos, ayudan a paliar un poco la excesiva presencia de hormigón y cemento en la zona.
Esta finca, situada frente al centro Ágora y con 112 parcelas en su interior, es una de las cuatro municipales existentes en la ciudad, junto con la de Eirís (77), la Torre (en la que se ubican tres entidades sociales) y Novo Mesoiro (29), iniciativas todas ellas puestas en marcha en el anterior mandato. “Estamos moi contentos. Eu paso a vida aquí”, indica Manuela Ronqueta, que asegura que “comer unha leituga de aquí e unha do supermercado non ten punto de comparación”.
Manuel Vicente Rodríguez, como Ronqueta, lleva un año trabajando una de las parcelas del huerto urbano del Agra y también acude todos los días, por la mañana y por la tarde, porque “o terreo hai que traballalo e estar moi enriba, xa que isto é todo ecolóxico e os produtos van máis lentos aínda que son máis sanos”, explica este coruñés que asegura tener plantado “un pouco de todo”.
La cesión de los terrenos a cada propietario se hace de manera gratuita y por sorteo de apellido por parte del Ayuntamiento, siendo dos años con posibilidad de prorrogarlo un año más el máximo de tiempo para el usufructo. “Deberían dar uns aniños máis, tan sequera cinco, porque cando cho quitan estás encariñada e acostumada a comer disto”, comenta Manuela Ronqueta. “Esto é bo para a saúde e afórralle á Seguridade Social un montón”, manifiesta.
Reparto
Con la llegada del nuevo Gobierno local, una de las dudas que está en el aire es cómo se va a producir ahora la concesión de estas fincas, además de las quejas por la inactividad que hay en algunas parcelas habiendo lista de espera.
“Hai moitas fincas que están sen cultivar e tiña que haber alguén que as revisara para darllas aos que están esperando”, destaca Manuel Vicente Rodríguez; “viñeron unha vez por aquí do Concello e apuntaron todas as que están vacías pero eu non vin que llas deran a ninguén”, añade Ronqueta.
Aunque también hay gente joven, en el huerto urbano del Agra casi todos los que trabajan las tierras son jubilados. Como Ronqueta y Rodríguez, Manuel Patiño lleva un año experimentando con el campo, algo que descubrió ahora de mayor a pesar de ser nieto de agricultores.
“Disfrutamos como enanos porque para nós é un pasatempo ao aire libre. Tivemos un tutor, un enxeñeiro agrónomo, ata marzo deste ano pero agora con Internet ves un vídeo de como facer un avión e che voa”, comenta Patiño.
Aunque es una tierra muy agradecida y el cultivar viendo la Torre de Hércules al fondo no tiene precio, al estar cerca del mar, la niebla viene cargada de salitre y quema algunos vegetales. “Os máis delicados son os tomates porque son de secano pero o resto dase perfectamente. Teño unha horta de 50 metros cadrados, a 061, e me da para autoconsumo, para a familia e para facer amigos polo barrio”, comenta con ironía.
Ampliación
La huerta cuenta con una junta directiva que es quien trata directamente con el Ayuntamiento y, la pasada semana, técnicos municipales ya se pusieron en contacto con la presidenta para indicarles la intención de hacer más huertos aprovechando 250.000 euros de fondos europeos. Asimismo, desde María Pita también les trasladaron la posibilidad de hacer un intercambio con Francia, por lo que una representación de los huertos coruñeses podrá ir a París a contar sus experiencias.
El pasado mes de mayo, el Ayuntamiento ya anunció que representantes municipales viajarán a ciudades europeas entre este año y el que viene para organizar una conferencia europea de horticultura y agricultura urbana.
El anterior Gobierno local también anunció la intención de ampliar las huertas urbanas de la ciudad y crear una quinta en el parque de Oza, proyecto que todavía está por determinar.