La portavoz municipal del PP, Beatriz Mato, sigue defendiendo que el pacto entre su partido y el PSOE habría sido la mejor opción para la ciudad. A las puertas de que se cumpla medio año de mandato, la popular hace balance de estos inicios y critica el “diálogo ficticio” que practica el Gobierno local con su formación.
El próximo 15 de diciembre se cumple medio año desde la investidura, ¿qué balance hace el PP de este tiempo?
Lo correcto es siempre dar un periodo de cortesía que no está escrito y lo lamentable es que vamos a llegar a esos seis meses, que ya no son 100 días, prácticamente como si estuviéramos en el periodo de cortesía. No percibimos nada que haya favorecido a los coruñeses. Hay muchos anuncios, muy pocas acciones y al final la ciudad sigue anestesiada, le falta confianza, no tiene dinamismo para impulsar a estos grandes emprendedores y empresarios que tiene la ciudad. Nos falta un Gobierno local que apoye a los empresarios. Y por otro lado tenemos algo que para mí es prioritario y es que yo me quiero sentir más orgullosa si cabe de esta ciudad y la quiero ver limpia.
¿Sigue manteniendo, entonces, que su oferta de un pacto de gobierno entre el PSOE y el PP era la mejor opción para la ciudad, a pesar de las diferencias?
Sí y además me hace gracia porque ahora estamos viviendo unos momentos de negociaciones y posibles pactos a nivel nacional y hay algo que todo el mundo entiende y es que de alguna manera el PP y el PSOE deberían de efectivamente entenderse, ya no digo para formar un gobierno pero sí por lo menos para facilitar la estabilidad que en este caso necesita el país. Centrados en la ciudad, lo que no cabe duda es que el proyecto más votado por los coruñeses ha sido el del PP y era perfectamente factible que ese proyecto fuera llevado adelante. Y lo mejor es que el ofrecimiento se lo hice quitándome el traje del PP y poniéndome el traje de la ciudad y ese pacto nos vendría muchísimo mejor que lo que tenemos a día de hoy, un gobierno marioneta donde mueve todos los hilos la Marea, que pretende hacer lo que fue incapaz en cuatro años.
Defiende entonces la idea del presidente Alberto Núñez Feijóo de consenso y no la negativa por la que apuestan en Madrid...
Quien tiene la obligación de dar el primer el paso, que para eso ha sido la formación más votada, es el PSOE. Y por lo tanto el PP lo que le está diciendo al señor Sánchez es ‘oiga, replantéese mucho con quién se alía’ porque si lo único que le preocupa es mantener su silla demuestra que no es una partido a la altura de este país. El PP lo que debe decirle es ‘oiga, ofrézcame que nosotros queremos pactar y es posible hacer pactos que le faciliten a usted el gobierno’. Creo que el PP está actuando como debe, el que tiene que llamar, aunque sea por teléfono, es el PSOE.
Hice el ofrecimiento de un acuerdo al PSOE quitándome el traje del PP y poniéndome el de la ciudad. Sigo pensando que era un pacto factible y mejor que lo que tenemos ahora
En España gobernará la lista más votada, no como en A Coruña.
Manda truco. Efectivamente creo que la lista más votada es la que tiene que tener la opción de gobierno. Pedro Sánchez ha hecho lo mismo que la señora Inés Rey aquí, disfrazarse de gobierno progresista cuando me pregunto qué hay de progreso en una ciudad como la de A Coruña que lleva seis meses anestesiada y qué hay de progreso en juntarte con los comunistas, cuando el comunismo a día de hoy es lo más decadente que se puede tener en el siglo XXI.
Haciendo ahora un poco de autocrítica, ¿por qué creen que el PP no ganó con más rotundidad las elecciones municipales?
Es cierto que estábamos en un momento en el que las circunstancias a nivel nacional tampoco nos ayudaban y estábamos saliendo de una moción de censura, el PSOE estaba de moda en España y creo que eso ha influido como lo ha hecho en el resto del país en los resultados. No así en aquellos ayuntamientos donde ya estaba gobernando el PP, porque donde el PP tiene la oportunidad de gobernar se ve que somos un gobierno confiable y que no sorprendemos, que cumplimos con lo que decimos.
¿Qué destacaría de su labor como oposición?
Más allá de señalar lo que no nos gusta, que también es una de nuestras obligaciones, lo que estamos haciendo en los plenos es llevar propuestas que creemos que son prioritarias y que dan respuesta a ese proyecto de ciudad con el que nos presentamos. Y una de las satisfacciones más grandes es que de las propuestas que hemos llevado, prácticamente el 75% han salido adelante, o sea, tan malas no eran. Propuestas como un plan integral para la Ciudad Vieja, un plan que garantice la convivencia en Pescadería y Orzán o el plan de choque... Esto se hace en positivo pero ahora falta lo importante, gobernar.
De las propuestas que hemos llevado a pleno, prácticamente el 75% han salido adelante, o sea, que tan malas no eran, y eso es una de las satisfacciones más grandes
¿Cómo es la relación con el resto de partidos de la corporación en un mandato en el que la palabra “diálogo” es la más repetida?
Hay una frase que dijo el señor Iago Martínez en el pleno anterior que me hizo mucha gracia, ‘por mucho que repita usted mil veces la palabra diálogo no significa que lo haya’. Y efectivamente, tiene razón. Ellos [por el PSOE] han abanderado desde el discurso de investidura que iban a ser un gobierno dialogante y de cara al PP es un diálogo ficticio. Para empezar no hay ningún tipo de comunicación sobre, por ejemplo, lo más importante, que son los presupuestos de la ciudad. Creo que deberían replanteárselo porque lo que no pueden perder de vista es que no están dialogando con Beatriz Mato, ni siquiera con una formación política, sino con un proyecto que lo avalan 38.000 coruñeses y coruñesas.
“Decepcionante”. Así calificó usted su reunión con el portavoz del Gobierno municipal sobre las cuentas locales, siendo el último partido en ser llamado.
Las formas han dejado bastante que desear. Lamentablemente nos hemos encontrado con un paripé. Nos han llamado los últimos para nada, solo para decirnos que qué quería el PP. ¿Perdona? Tú eres gobierno, me tendrás que decir qué es lo que quieres tú y nosotros te haremos nuestras propuestas sobre ese borrador. Llegará el 1 de enero y como toda administración rigurosa, sensata y seria que a la vista está que no lo es, deberían tener ese presupuesto aprobado y no va a ser así. Quieren pactar el presupuesto con la Marea y luego enseñármelo a mí, esto no es diálogo.
Una de las características que ya marcan este mandato es la duración de los plenos, que no bajan de las nueve horas. ¿Son realmente productivas estas sesiones o se acaba perdiendo el mensaje?
Para hablar de la ciudad no debería de dolernos la espalda, siempre y cuando el pleno siga su ritmo, el reglamento y vaya en orden y forma. A partir de ahí, creo que tenemos todos la obligación de estar si es desde las diez de la mañana hasta las nueve de la noche... es una vez al mes. Lo que sí es verdad es que tienen que ser productivos, no es estar por estar. Además, los concejales tenemos derecho a participar activamente en el pleno, así que no puedes coartar la libertad de poder defender la postura de tu partido.
No echo para nada de menos la Xunta. Estoy convencida de que la vida son etapas y he tenido el honor de trabajar para Galicia durante casi diez años, pero la ciudad engancha
El año que viene volveremos a las urnas, ¿qué espera de esa cita?
Soy del PP hasta las trancas y lo que he visto tanto desde el Gobierno como también ahora desde el Parlamento es que afortunadamente Galicia cuenta con un Gobierno estable que genera confianza, predecible, que hace lo que dice. Creo que esto los gallegos lo han visto año tras año. No en vano Alberto Núñez Feijóo sigue siendo el presidente más votado con mayorías absolutas en los momentos más difíciles donde las perdió hasta Angela Merkel. Ahora yo espero que los gallegos, con ese sentidiño que han tenido estas últimas tres legislaturas, lo vuelvan a repetir.
¿Echa de menos la Xunta?
No, nada, y además yo estoy convencida que la vida son etapas. He tenido el honor de trabajar para Galicia durante casi 10 años y fue una etapa fabulosa, no con eso quiero decir que haya sido todo fácil. Pero no lo echo para nada de menos porque la ciudad engancha.