Iñaki Urdangarin ingresó en el Centro Penitenciario de Brieva “tranquilo” y con un trato “educado” hacia los funcionarios que se encontraban en pleno cambio de turno de las ocho de la mañana, informaron fuentes de la prisión.
El exduque de Palma llegó a la cárcel, ubicada a menos de 10 kilómetros de Ávila, a primera hora y sin apenas foco mediático, mientras que a lo largo del día fueron numerosos los medios de comunicación que se congregan en la puerta del penal, ocupado en su mayoría por mujeres.
Las mismas fuentes apuntaron que Urdangarin accedió en un furgón oscuro por la puerta principal de la prisión, a través de la cual se accede por unas grandes puertas correderas y posteriormente una barrera que se levanta una vez recibida la autorización.
Cumplir los trámites
Una vez en el interior del recinto penitenciario, y coincidiendo con el relevo de los funcionarios, cumplió con los trámites de entrada por los que pasan todas las reclusas en este centro penitenciario que cuenta en la actualidad con 95 internas y algo más de un centenar de funcionarios.
Durante la jornada le tendrá que ver un médico, un psicólogo, una trabajadora social y una educadora, antes de acceder al único departamento de hombres del que consta la cárcel, que apenas fue acondicionado desde que en 2005 abandonara estas instalaciones el exdirector general de la Guardia Civil Luis Roldán.
Este módulo, en el que estará vigilado al menos por un funcionario, cuenta con cuatro o cinco celdas, una sala con una televisión, duchas, un pequeño patio y un pequeño despacho.
Durante su estancia en Brieva, tendrá la posibilidad de llamar a diario a su familia, así como tener comunicaciones todas las semanas y un vis a vis al mes.
Permisos
Iñaki Urdangarin podrá disfrutar previsiblemente de permisos a partir de los 17 meses y medio si es clasificado en segundo grado por Instituciones Penitenciarias. Sin detrimento de que pueda solicitar un indulto o recurrir al Tribunal Constitucional, el marido de la Infanta Cristina tendrá que esperar a la Navidad de 2019 para salir de la cárcel si, como se espera, es clasificado en segundo grado. En ese momento se abriría la puerta para el tercer grado en aplicación del artículo 100.2, que introduce el principio de flexibilidad.
La opción de que Urdangarin disfrutara directamente de la semilibertad la determinaría la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias si optara directamente por su clasificación en tercer grado, atendiendo a cuestiones a su favor como que es la primera condena que cumple o la escasa posibilidad de reincidencia. Fuentes jurídicas subrayan que lo esperable es que se opte por un segundo grado, lo que retrasaría estos beneficios a los 17 meses y medio.
Aseguran que, de acuerdo a la ley penitenciaria y al criterio
general aplicado en casos similares, su primer permiso en segundo grado sería uno de fin de semana y que, a partir de ahí, Urdangarin puede disfrutar de cuatro o cinco días hasta un máximo de 36 días por año, impidiéndole abandonar España.
Para la concesión de permisos se evaluará el buen comportamiento de Urdangarin y otras cuestiones, exigidas por ley, como que el condenado haya satisfecho la responsabilidad civil. l