Poco más de 36 horas después de uno de los sucesos más impactantes de los últimos años en Sada, era el turno de la justicia. Así, los juzgados de Betanzos fueron el escenario sobre el que se desarrollaron las declaraciones tanto del agresor como de las víctimas, lo que derivó finalmente en el ingreso en prisión del primero, J.L.S., de 58 años.
A este hombre se le imputan los delitos de malos tratos, lesiones, atentado y daños por los hechos del domingo, y esperará por tanto entre rejas a la resolución de un proceso que tiene aún consternada por lo sucedido toda la localidad de Castelo, en la parroquia sadense de Osedo.
Hay que recordar que esos delitos de los que se le acusa son derivados, según los testigos y las propias víctimas, de un intento de matar a sus familiares y hacer explotar su casa, así como de atacar a la autoridad.
Los agredidos fueron los primeros en llegar a Betanzos, minutos antes de las once de la mañana, visiblemente afectados, alguno con lágrimas en los ojos, y arropándose entre ellos.
En la sede judicial, la espera se hizo demasiado larga, sobre todo para las dos personas mayores, los suegros del agresor que, muy nerviosos, rompieron a llorar en varios momentos, y de los que los familiares no se separaron ni un minuto.
Uno de estos parientes, Javier Regueira, sobrino y primo de las víctimas, explicó que al detenido no se le conocían episodios similares de violencia y que nadie se explica qué pudo pasar por la cabeza de J.L.S. para actuar de esa manera. “Siempre vivieron los cuatro juntos”, explica. El agresor, que fue albañil, no trabajaba desde hacía años por problemas psicológicos, y ella, la víctima, estaba casi ciega debido a una enfermedad, que la fue dejando “poco a poco” sin visión.
El turno ayer era únicamente para los miembros de esta familia, cuyas declaraciones –las de la mujer y los suegros del detenido– y pruebas en forma de lesiones motivaron la entrada en Teixeiro de este vecino de Sada.
En su comparecencia, la familia estuvo asistido por el abogado de guardia para violencia de género.
Testigos
El turno de los testigos llegará otro día. Aunque en un principio se barajaba la posibilidad de que el vecino que ayudó a las víctimas a refugiarse del agresor pasara hoy por los juzgados, finalmente su declaración deberá esperar.
Lo mismo que ocurrirá con los agentes de las fuerzas del orden, quienes protagonizaron algunos de los momentos más tensos con el detenido, ya que este amenazó a dos miembros de la Policía Local de Sada primero con una barra de hierro y, posteriormente, con un cuchillo, al tiempo que, muy exaltado, les gritaba que les iba a matar.
distintas versiones
Los problemas que pudiera tener este individuo, como en cualquier persona, se quedan entre las paredes de su casa. Hasta hace dos días, claro, cuando su actitud le llevó a movilizar a diferentes cuerpos de seguridad, efectivos sanitarios, vecinos y responsables municipales.
Pero lo cierto es que, según algunas versiones del entorno de este matrimonio, el ahora recluso habría protagonizado ya algunos episodios violentos con sus familiares.
En este sentido, a su mujer –cuyo aspecto ayer, en las dependencias judiciales de Betanzos, era desolador–, y siempre según fuentes anónimas, no era la primera vez que la agredía. Y no solo a ella, sino también a la hija que ambos tenían, que ya no residía en la vivienda. “La chica está destrozada”.
Sin embargo, hay otras personas del entorno, como algunos vecinos de la pareja, que aseguran que, por lo que sabían de ellos, constituían una familia en la que nadie sospechaba que pudiera ocurrir algo así.
Los parientes insisten en que, por lo que ellos sabían, la convivencia había sido normal hasta el día de los hechos. Una media hora antes de que la emprendiera a golpes con todo y con todos, el suegro se fue a acostar y él “le dio las buenas noches como cualquier otro día”. Poco después empezó todo. “Él tomaba medicación e igual ao mezclalo con algo de alcohol”, dice el primo. n