Los tres asaltantes de Musical 47 confiesan que necesitaban el dinero para sus hijos

Los tres asaltantes de Musical 47 confiesan que necesitaban el dinero para sus hijos
el dispositivo policial se mantuvo hasta dos horas después de las detenciones

Dicen que intentaron el robo a la desesperada, como última opción para recuperar, en lo posible, la normalidad en sus vidas. Los dos hombres y la mujer, hermana de uno de ellos, que fueron detenidos el sábado por la mañana cuando intentaban atracar a punta de pistola la tienda Musical 47, en la calle del General Sanjurjo, se encuentran ya en prisión, después de explicar ayer a la jueza de guardia la difícil situación que, aseguran, les llevó a planificar, a salto de mata, un golpe que no podía sino fracasar.

La jueza dictó ayer prisión provisional para los detenidos por un delito de robo
con intimidación

Entraron en el negocio a las diez y media de la mañana del sábado buscando dinero, pero el único botín que hubieran podía llevarse difícilmente les hubiera librado de sus penurias económicas: siete guitarras eléctricas y 300 euros.

“Jamás hubieran hecho esto si no estuvieran desesperados”, confirmaba ayer el abogado que les representa, Roberto Gayoso, y a esa desesperación se aferran también los dos detenidos varones, que sostienen que planearon el robo para poder hacer frente a sus obligaciones familiares. Los dos se encuentran separados de sus parejas y, como relataron en el juzgado, necesitaban dinero para poder pagar la manutención de sus hijos.

Uno de ellos, un vecino de A Coruña de unos cuarenta años y muy conocido en su barrio por ser presidente de la asociación vecinal, reconoció que si intentó el golpe fue para poder ver a su hijo, al que su madre no le dejaba visitar mientras él le adeudase la pensión alimenticia, unos 15.000 euros. Y no podía pagarla, expuso, por llevar tiempo a tratamiento de quimioterapia, una situación que se complicó a raíz de un accidente laboral que le dejó incapacitado y con una pensión de 400 euros como único ingreso. Su hermana menor, también a tratamiento por depresión, se uniría a él, según confesó, para no dejarlo solo, y por miedo a que cometiese una locura. En cuanto al tercer detenido, de origen portugués, también habló ayer de sus dos hijos y sus dificultades para mantenerlos. Solo quince días antes había intentado obtener, sin éxito, un trabajo en una aseguradora.

 

"Cerrado por inventario"

Sus argumentos no les han librado a ninguno de los tres de ir a prisión de forma provisional por lo que la magistrada califica como un delito de robo con intimidación y uso de arma con la circunstancia agravante de disfraz, que tiene que ver con el hecho de que los ladrones ocultasen su rostro con pasamontañas.

Así ataviados bajaron el sábado las escaleras de la tienda, pocos minutos después de su apertura. Tal como admiten, habían ideado su plan casi sobre la marcha pero portaban consigo varios elementos para llevarlo a cabo: las prendas de ropa, dos pistolas simuladas y un cartel, que habían confeccionado y tenían pensado colgar en la puerta para evitar sospechas. “Cerrado por inventario, disculpen las molestias”, decía. No llegaron a colocarlo, y la Policía lo encontró tirado en el suelo del negocio.

Aunque ninguno de los tres tiene antecedentes por delitos violentos, su actuación motivó un despliegue policial digno de una organización criminal. Todo hacía pensar que eran profesionales, dado que encañonaron y amordazaron a los empleados de la tienda, aunque, al revés que estos, fueron descuidados y dieron tiempo a que uno de sus víctimas accionara la alarma silenciosa que da aviso a la Policía.

Minutos después, una veintena de agentes organizaba en la puerta el modo de capturar a los delincuentes, acordonaba el perímetro y cerraba la vía al tráfico y el paso, al tiempo que se activaba el protocolo de actuación para incidencias con rehenes.

 

huida

Mientras tanto, en el interior, los encapuchados habían maniatado a los trabajadores con cinta americana, después de pedirles el dinero a punta de pistola. Según la declaración judicial firmada por ellos ayer, fue una empleada quien les sugirió que cogieran instrumentos, después de asegurar que en la caja solo había 300 euros. Cogieron una caja de cartón y comenzaron a cargarla con guitarras, aunque nunca llegaron a sacarla del establecimiento.

Según informaron testigos presenciales, uno de los asaltantes trató de huir al saberse cercado, y fue arrestado tras una breve carrera, mientras que los otros dos atendieron a los avisos de la Policía y salieron de la tienda de música con las manos en alto.

 

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