La ría de O Burgo fue ayer escenario de un nuevo operativo del Servizo de Gardacostas para atajar la presencia de furtivos en la ensenada. Destaca el volumen de la intervención, que se saldó con hasta 15 personas identificadas, una cifra elevada ya que habitualmente el número de expedientados no supera la media docena.
Pero más importante que el número de personas localizadas es que los agentes lograron interceptar una partida de marisco en mal estado, antes de que llegase al mercado. En concreto, los gardacostas decomisaron 60 kilos de almeja que podrían estar afectadas por toxina lipofílica, ya que la ría permanece cerrada por marea roja desde el 31 de julio.
En el operativo de ayer por la mañana, en el que también colaboró la Policía Autonómica se incautaron los aparejos utilizados por los mariscadores ilegales, 11 horquillas y tres calderos.

contaminación
La presencia de personas faenando en la ría de O Burgo este verano está siendo muy alta, en parte por el buen tiempo. Durante algunas jornadas los miembros de la cofradía denunciaron la presencia de unas 30 furtivos  trabajando los bancos de a pie, además de los bañistas que durante su tiempo de playa se unen a esta práctica ajenos al daño que hacen al pósito y el riesgo que supone para su salud.
Y es que, además de que durante casi todo el verano el estuario ha estado cerrado por marea roja, aun sin esta afección puntual es peligroso consumir el marisco de O Burgo ya que la ría está calificada como B, una catalogación que implica que los moluscos deben pasar por una depuradora antes de su venta y así eliminar la presencia de bacterias fecales.
En cuanto a la producción los profesionales de a pie denuncian que ya no tienen producto de tamaño legal que extraer. Es en sus bancos en donde actúan los furtivos ya que para acceder a los de a flote se requiere de una embarcación. n