Una joven de 30 años resultó con una picadura de serpiente cuando orinaba en el baño de su casa, en el barrio naronés de A Solaina. El suceso se produjo el pasado domingo, alrededor de las once de la noche, y la víctima fue asistida en el servicio de Urgencias del hospital Arquitecto Marcide, en donde le aplicaron el protocolo establecido para este tipo de incidencias.
La Policía Local de Narón y personal de Cosma, adjudicataria del servicio municipal de aguas, establecieron un dispositivo de búsqueda del reptil por las tuberías del edificio, que no dio resultado. Como precaución se procedió a la clausura de los inodoros de la guardería de A Solaina, situada en el bajo del inmueble, y se alertó al vecindario.
Iris Castroverde, la víctima, todavía tiene el susto en el cuerpo, además de sufrir los efectos de las vacunas y los antídotos que le administraron, junto con los propios efectos de la picadura y del veneno que aún le siguen extrayendo de la herida. Aun así, accedió a relatar para este diario lo ocurrido el domingo por la noche, cuando estaba en su casa. La joven, casada y con dos hijos de 8 y 5 años, había acostado a los niños y después de hablar con su marido, que está trabajando en Holanda, a través del skype, se disponía a ver una película, pero antes de acomodarse fue a uno de los baños de su casa.
Según relata, cuando estaba sentada en el inodoro oyó unos fuertes golpes que parecían proceder de la bajante de aguas fecales que tenía a sus espaldas y se sorprendió, porque esa pared colinda con la entrada de su casa, por lo que no podía ser un vecino que estuviese golpeando algo.
De inmediato notó que el movimiento se trasladaba a la taza del váter e incluso sintió una especie de chapoteo en el agua, seguidos de un tremendo picotazo antes de que le diese tiempo a incorporarse. Cuando lo hizo vio una serpiente que se escabullía y desapareció por la tubería. “Me levanté y vi una cola de serpiente, alrededor de 30 centímetros de largo y de un grosor de un vaso de tubo. Era amarilla fosforita y verde, tiré de la cadena y eché dos litros de lejía”, relata Iris, añadiendo que al rato “ya se le empezó a dormir la nalga”. Primero precintó el váter, porque los dos niños dormían y el pánico la superaba, y después llamó a su marido, que se alarmó y le dijo que llamase al 112.
Desde el 112 movilizaron a la sección de Medio Ambiente de la Policía Local y a los servicios sanitarios, que la trasladaron al hospital Arquitecto Marcide. Su marido alertó a sus padres, que viven en Ferrol e Iris se fue para el hospital con su suegra, mientras que su suegro se quebada al cuidado de los pequeños.
En el Marcide la examinaron, descubriendo las marcas de cuatro incisivos en una nalga, muy cerca de la zona perineal, con unas dimensiones de casi cuatro centímetros. Iris ya no podía mover la pierna y le aplicaron el protocolo para estas incidencias, que incluye la administración de las vacunas antitetánica y contra la rabia, así como algunos antídotos, que, al parecer, algunos de ellos tienen unos efectos muy fuertes. La joven estuvo en observación hasta cerca la mañana del lunes, pero ese mismo día tuvieron que extraerle veneno, y ayer también, porque la herida mostraba signos de infección. Pese a todo, Iris, que es peluquera, fue a trabajar el lunes, si bien ayer no lo hizo, porque está agotada y no puede sentarse.
La joven manifiesta sentir pánico, tanto por lo que le pasó a ella como pensando en el hecho de que podía haberle ocurrido a sus hijos, a pesar de que la Policía le informó de que no hay posibilidades de que la serpiente vuelva a subir por las tuberías. De hecho, ayer iba a comprar unos orinales para los niños.