El Málaga puso fin a una racha de cuatro partidos sin conocer la victoria tras ganar al Nàstic de Tarragona 0-1 con un solitario gol de Pacheco en la segunda mitad, acompañado de la fortuna, ya que el balón lo desvió Imanol y Bernabé no pudo reaccionar tiempo.
Una victoria que hace que los malacitanos se sitúen cuartos, con 54 puntos, a uno del Deportivo, que es quinto. Mientras,la derrota hunde todavía más a un Nàstic, que se aferra a un milagro para continuar en la categoría de plata del fútbol español, aunque seguramente mereció mejor suerte.
El equipo local basó su fuerza ofensiva en llegadas de Pipa por banda derecha y centros, sin suerte para él porque sus compañeros no conseguían nunca llegar a rematar a gol.
La primera llegada con peligro se produjo a los tres minutos, con un centro del futbolista cedido por el Espanyol que remató José Kanté, un balón que salió rozando el palo.
Diez minutos más tarde, Abraham empalmó el centro de Pipa Ávila, pero un defensor visitante despejó el peligro.
Con los catalanes más volcados en el área rival, las llegadas de los malacitanos se contaban con cuentagotas. La primera, al cuarto de hora, con un centro desde la banda izquierda que no llegó a rematar Harper. El Málaga, a sabiendas de que el empate tampoco le servía de demasiado en su particular lucha por el ascenso directo, se fue a por el triunfo.
A punto estuvo de inaugurar el marcador a los diez minutos tras el descanso, con un trallazo de Blanco Leschuk que se encontró con el travesaño.
En el segundo aviso fue cuando los de López Muñiz encontraron el premio, gracias a un disparo del recién ingresado Pacheco que desvió Imanol a su propia portería para mala suerte de los locales.
Con el 0-1, el conjunto de Enrique Martín se marchó decidido hacia el ataque, pero el empuje fue insuficiente.