Parece que U2 miró al barrio coruñés de Palavea cuando escribió su canción “Where the streets have no name” (donde las calles no tienen nombre), pero resignarse no entra en los planes de los vecinos. Puede parecer mentira en pleno siglo XXI, pero el barrio todavía cuenta con un callejero sin nombres donde la mayoría de las zonas se conocen como “Lugar de Palavea”. Basta con entrar en Google Maps y comprobar que son muy pocos los lugares que tienen una nomenclatura distinta, como la plaza del Padre Busto y el grupo de viviendas de Santa Cristina, que tiene su propia numeración –las paredes cuelgan placas con “Bloque 14”...–.
Así, con la memoria e identidad del barrio como bandera y la practicidad como meta, la Asociación Sociocultural Campo da Pena puso encima de la mesa el pasado año la necesidad de dar nombre a las calles, un proyecto que ahora parece tener interés para el nuevo Gobierno local. “No tenemos plazos concretos, posiblemente a partir del año que viene”, indica Álvaro Benedicto Pérez, miembro de dicha entidad, en relación a las previsiones del Ayuntamiento.
La falta de nombres en las vías provoca, entre otros, “no pocos problemas con el servicio de Correos y con empresas de envíos nacionales e internacionales”.
Desde Correos, aunque manifiestan que el servicio en la zona se realiza “con total normalidad”, confiesan que el cartero que se encarga del reparto lleva muchos años trabajando en el barrio, por lo que “cuando viene una persona nueva a realizar esta tarea sí tiene más dificultades, sobre todo los primeros días; esto ocurre por la falta de callejero, ya que muchas cartas vienen todavía identificadas únicamente como Lugar de Palavea”.
Participación
Los números y los nombres de los edificios son los únicos referentes para ubicarse en el barrio, un hecho por el que Campo da Pena está trabajando para tener un proyecto que implique, como no podía ser de otra manera, a la ciudadanía.
Es una fantástica oportunidad para que los vecinos participen en la conformación de su propio barrio, sean más conscientes y doten de valor y significado el espacio que habitan”, destaca Álvaro Benedicto, al mismo tiempo que asegura que el objetivo del proyecto es recuperar la toponimia tradicional, proceso que ya está en marcha gracias a diversas fuentes de documentación histórica, cartografía o hemerografía.
“A partir de ahí, una vez terminemos esta fase o en paralelo, iniciaremos los contactos con el vecindario y, evidentemente, con la gente de más edad y que haya vivido en el barrio durante más tiempo para tener más propuestas, fijar y aclarar aquellas no localizadas o las que lo están pero de forma errónea”, destaca.
Identidad
La intención del colectivo es evitar que los nombres vengan de una administración desconocedora del entorno “y que su elección no refleje una total desvinculación con el espacio como se ha hecho en otros barrios, lo que solo contribuye a erosionar todavía más la memoria e identidad del lugar”, indica Pérez.
Una de las propuestas para rendir homenaje a la memoria del barrio en el callejero pasa por el recuerdo a actos, espacios, colectivos o personajes que hayan sido relevantes, como, por ejemplo, los lavaderos que todavía existen.
El hecho de poner nombre a las calles es algo que Campo da Pena llegó a plantear conjuntamente con la asociación de vecinos Os Nosos Lares en los presupuestos participativos de este año, aunque no contó con los apoyos suficientes. Ahora, tras el prometido respaldo del Ayuntamiento, quizás Palavea salga por fin del anonimato.