Escribe fantasía urbana, donde las criaturas inventadas pacen en un mundo real. Para su primera novela “Visiones tras el velo” (Célebre editorial), Marta Edda se basó en las antiguas eddas nórdicas. La inspiración se la dio su propio apellido. Así que puso a bailar a elfos, orcos y trasgos para hacer protagonista a Raf, “que sufre esquizofrenia y ve cosas”.
El personaje no sabe cómo llevarlo porque pasa temporadas en el psiquiátrico y cuando ve que está curado, vuelve a recaer “hasta que se encuentra con un médico nuevo que sigue otro método: todo lo que ves es real”. De esta manera, entra a formar parte de la sociedad del velo y trabaja en su agencia, “que se dedica a regular a los que pertenecen a la misma”. Porque no está loco, Marta cuenta que Raf no solo pone un pie dentro del colectivo sino que avanza emocionalmente. Y es que al principio del libro, empieza siendo un personaje miedoso y tartamudo, pero al conocer a un elfo, todo cambia. Se trata de un ser fantástico y racista, “amante del heavy metal”.
Si se tiene en cuenta que estas presencias deambulan por la ciudad, la trama gana. Marta eligió como escenarios la calle Real, donde tiene lugar una revuelta de orcos, el Paseo de Los Puentes o los Nuevos Ministerios, que funciona de sede de la sociedad. La acción también discurre en vertical, en el ascensor de San Pedro. En concreto, “la revolución de orcos en la calle Real es la primera misión de Raf, que va como observador porque provocan alborotos y la sociedad manda a agentes para solventar el asunto”. Con “mucho ritmo y tensión”, entre “carreras y persecuciones” la autora no se queda en la superficie porque más allá de lo fantástico, rezuma una “denuncia social, que es como un hilo constante que intento que no se vea, una crítica contra el machismo y la homofobia”.
Aunque se estrena con “Visiones tras el velo”, esta es la sexta que escribe. Las cinco anteriores fueron una especie de entrenamiento. Explica que lleva nueve años preparándose para ser escritora. La novela la terminó en octubre y en siete meses, Célebre Editorial le dijo que sí. El velo es, en su libro, el manto que cubre al mundo. Que no se detiene a pensar que la vida es mejor si se llena de elementos de fantasía.
Su literatura respira de este género, menos la quinta, donde se fue hasta el suspense: “Las otras fueron un aprendizaje y era consciente de eso. En este sentido, siguió el consejo de Pedro Trapiello, el hermano de Andrés, “hablé con él y me dijo que lo estaba haciendo muy bien, pero que no publicara hasta estar convencida”.
Cuando tuvo “Visiones tras el velo”, lo supo. Se lo dijeron sus criaturas al independizarse y hacer lo que les dio la gana. Hoy, ellas y Marta estarán en el Sant Jordi de Barcelona firmando ejemplares. Uno tras otro.