Con 47 trasplantados de pulmón en 2015, el Chuac ocupa el tercer puesto de un ranking nacional que lidera Vall D’Hebron, con 58. Sin embargo, más allá de las cifras, la coordinadora del programa de trasplantes, Mercedes de la Torre, señala que el aumento del 81% en este tipo de injertos se debe a un equipo que ha sido capaz de conectar con las otras ramificaciones que hacen que 46 salieran del hospital con una calidad que antes no tenían.
Solo uno falleció en el postoperatorio, lo que reduce la mortalidad a poco más del 2%. Los buenos resultados se ven arropados por el funcionamiento óptimo, según la médico, de las unidades de anestesia, reanimación, neumología, cirugía cardíaca y torácica junto al personal de enfermería que, durante las cinco semanas posteriores, ayudan a los recién trasplantados a concebir una nueva forma de vida con una medicación perenne y aspiraciones que pasan por incorporarse a la vida laboral o superar una distancia de 600 metros: “Te cuentan cosas como que pueden ir a la peluquería sin oxígeno o a buscar a su nieto al colegio”.
A pesar de esto, los sanitarios no descansan y se ponen como meta llegar al 40% en trasplantes bipulmonares, tal y como marca la Sociedad Internacional de Trasplantes de Corazón y Pulmón (Ishlt). De la Torre señala que de momento, el hospital se sitúa debajo de la media aconsejada, menos de un 20%, un porcentaje que va en aumento tras el cambio en la filosofía del programa.
La especialista indica que el incremento a 47 de los injertos se consiguió sin apenas órganos procedentes de Portugal, un país del que recibieron más cantidad otros años, debido a que el programa de trasplantes de Lisboa supo encajar mejor sus ofertas, “solo hemos recibido dos en todo el año”. A cambio, el excelente aprovechamiento de los donantes y la calidad de los pulmones propuestos surtió efecto: “No dijimos que no a ningún donante válido” y esto redujo considerablemente la lista de espera. En agosto, el equipo cumplió la operación número 500 desde que la unidad quirúrgica se inauguró en 1999.
Por delante, tienen el reto de iniciarse en 2016 en el trasplante en asistolia, que ya se practica con hígados y riñones. Para ello, han tomado apuntes del Hospital Clínico San Carlos y Puerta de Hierro de Madrid, los centros con más experiencia en este tipo de operaciones. De la Torre explica que después de “encajar la extracción pulmonar en asistolia en lo que ya existe para la hepática” y limar aspectos técnicos, establecieron un protocolo de actuación. La primera intervención será de prueba con el fin de pulir particularidades. Así hasta dos o tres intentos antes de realizar el primer implante.
Aun siendo un número pequeño, la novedad supondrá una subida de cifras durante este año, tras superar en 2015 el récord, que hasta entonces estaba registrado en 2010 con 46 trasplantes.
Otro de los puntos que destaca la doctora es el postoperatorio, “el momento más delicado”. De la capacidad del personal depende que los pacientes superen complicaciones y pasen a la fase de adiestramiento, en la que entre tres y cinco semanas aprenden a manejar los medicamentos y recuperar la musculatura perdida con fisioterapia respiratoria y gimnasio. Revisados siempre por el mismo especialista.