Asensi está convenido de que la solución al problema de la zona antigua la tienen los políticos. “El casco histórico no tiene ideología ni color político”, insiste el presidente vecinal. La suya es una llamada de atención a todos los partidos, sin excepción, porque solo ellos, unidos y sin asperezas, pueden lograr el propósito que, para empezar, ya han demostrdo compartir los betanceiros. ¿La mayor dificultad? Que es uno de los cascos viejos más grandes de Galicia, con 1.800 viviendas.