Suelen decir que después de la tempestad viene la calma. Y así fue como comenzó febrero, un mes en el que, a pesar de ser uno de los más duros del invierno coruñés, se estrenó en este nuevo año dejando atrás las intensas borrascas que hicieron que salir de casa en enero fuera un verdadero suplicio.
No obstante, y a pesar de la estabilidad atmosférica presente desde finales de la semana pasada, que trajo a la ciudad herculina cielos despejados y temperaturas no demasiado bajas, el frío regresó e hizo que A Coruña se volviera a poner los guantes y la bufanda por una breve masa de aire polar que dejó a la ciudad helada durante todo el día de hoy.
Tan breve como intenso fue el descenso en los termómetros herculinos. Desde la noche del pasado viernes, y durante todo el día de hoy, se llegaron a registrar temperaturas un tanto diferentes a lo que el inicio de febrero estaba mostrando en la ciudad.
Por ejemplo, la estación del dique de abrigo registró 3,9 grados pasadas las 05.40 horas de ayer, y la del Observatorio de Aemet, 4,7 grados, medio grado más que el día más frío hasta ahora del invierno coruñés, el 16 de enero.
No obstante, el paso del frío por la ciudad será más rápido que en otras ocasiones. Esta masa de aire polar que estuvo presente en otros puntos de Galicia y de la Península, dejando nevadas al oeste de Galicia con temperaturas de hasta ocho grados bajo cero en Manzaneda o tres bajo cero en Monforte de Lemos, afectó a A Coruña, pero no de forma suficientemente intensa.
Que se vaya el frío no siempre significa buenas noticias, por lo menos, en la costa atlántica. Un frente cálido alejó el frío desde hoy por la tarde, pero a cambio vuelven las nubes, que ya provocaron precipitaciones hoy. Estarán presentes durante hoy y, previsiblemente, durante parte de la semana que viene, según la previsión de MeteoGalicia.
Asimismo, las temperaturas subirán considerablemente, con mínimas de 11 y máximas de 15, por lo menos, durante mañana y pasado. Más adelante se espera la misma tónica, aunque con cielos más despejados.
No obstante, el frío es buena señal para evitar que aparezcan borrascas con nombres familiares como ‘Herminia’ o ‘Ivo’ pero con efectos no tan apacibles. Y es que la fuerza de esos temporales, a los que hay que sumar al primero, ‘Éowyn’, provocaron la destrucción de la duna de Riazor, que desde hace 30 años se forma cada invierno para combatir precisamente la fuerza de estas borrascas formando olas que pueden llegar a invadir la carretera.
A lo largo de estas últimas semanas, el Ayuntamiento comenzó con las labores de reconstrucción. Según fuentes municipales, se ha reforzado en las zonas donde más erosiona el agua: junto a la coraza y frente al hotel Riazor. Además, se ha hecho más alta y más ancha en esos dos puntos para evitar posibles daños.
La tradicional montaña de arena permanecerá en Riazor hasta mediados del próximo mes de mayo, fecha en la que será retirada para dejar las playas preparadas con vistas a la temporada de baño a partir del 15 de junio.