El fallecido en Orillamar contó a sus vecinos el maltrato al que lo sometían los acusados del crimen

El fallecido en Orillamar contó a sus vecinos el maltrato al que lo sometían los acusados del crimen
los acusados permanecieron separados durante todo el juicio quintana

Hasta el último minuto del juicio han estado los acusados por el homicidio del septuagenario que apareció muerto en octubre de 2011 en un piso de Orillamar echándose la culpa el uno al otro. Ayer concluyó la vista en la Audiencia Provincial, después de que el treintañero de origen portugués que ocupó el banquillo junto a la que en aquellas fechas era su compañera sentimental aprovechara su derecho a una última palabra para cargar contra su expareja: “Yo jamás fui violento. (...) Ella sí era violenta. Intentó matar a su madre y a un colega nuestro. Pueden confirmarlo”.
Sobre el nivel de agresividad de los detenidos se habló en varias ocasiones durante el juicio, después de que ambos intercambiaran culpas durante su declaración ante el tribunal, tratando de cargar sobre el otro la muerte del septuagenario que semanas antes los había alojado en su casa. Aunque la acusada rehusó hacer una última declaración, sí habló su letrada, que aludió a las declaraciones de varios policías para remarcar que, según estos testigos, era al hombre y no a ella, a quien el septuagenario tenía miedo. “Ella no tenía móvil, tenía ingresos mensuales, no tenía ninguna adicción, al contrario que él”, añadió la letrada.
A la peligrosidad de los acusados se refirió también ayer la representante de la Fiscalía de forma concreta, al sacar a la luz las declaraciones de varios testigos, todos del entorno del fallecido. “Las personas cercanas reconocieron que él les había contado en varias ocasiones los padecimientos, robos y maltrato a los que era sometido por parte de ambos acusados”, subrayó, en apoyo a su tesis, por la que los dos son coautores de un delito de homicidio con abuso de superioridad y robo por el que pide para cada uno una condena de 19 años y 10 meses de reclusión.

"Inverosímiles"
La acusadora recordó que las vecinas del edificio de Orillamar “eran conocedoras” de los episodios violento, y que el fallecido también llegó a confesarle a su quiosquera que la pareja que vivía con él le había reclamado hasta 20.000 euros. En este contexto, tachó de “inverosímiles”, “contradictorias” e “incongruentes” las declaraciones de los procesados, tanto por sus argumentos sobre la buena relación que los unía a la víctima como por sus versiones acerca de cómo pudo producirse el fallecimiento, que según la acusada habría perpetrado el hombre sin estar ella presente y, según él, habría cometido ella, al estrangular al septuagenario con una camisa.
Como recordó la fiscal, la autopsia descartó tanto la asfixia como las causas naturales, y vinculó la muerte con la separación de las vértebras cervicales que presentaba el cadáver y que, según los forenses, se ocasionó por una torsión violenta del cuello que el Ministerio Público achaca a la pareja encausada.

"suposiciones"
Si la Fiscalía confirmó ayer su petición –la condena–, también lo hicieron las defensas, que solicitan la absolución por falta de pruebas de cargo “sólidas” contra cada uno de los acusados. “Desde el momento en que desconocemos la causa de la muerte y las declaraciones son incriminatorias, tenemos pocos elementos de prueba y muchas suposiciones”, afirmó el letrado de él, que admitió la inverosimilitud del relato presentado por ambos sospechosos: “Posiblemente lo es, incurren en contradicciones, y corresponde al tribunal saber en qué medida”.
Ambas partes basan su defensa en acusar al contrario pero, para el supuesto de que el tribunal dicte sentencia condenatoria, piden lo haga por delito de encubrimiento y no de homicidio. En ese caso, entienden, quien sea considerado encubridor quedaría exento de cumplir condena al haber “tapado” a su pareja, lo que es motivo de excepción.

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