Peligros y desperfectos. Esta es la situación que se encuentran los vecinos en los alrededores de los colegios María Pita y Nuestra Señora del Rosario a diario.
Marta, una vecina que vive en la zona, comenta que “es vergonzoso” y pese a estar contenta con el partido gobernante, lo anima a que se dé una vuelta para que lo vea con sus propios ojos, porque “a los que lo sufrimos todos los días y pagamos nuestros impuestos, nos gusta que las cosas estén arregladas”.
Desde la plataforma vecinal del Barrio de las Flores llevan mucho tiempo reclamando mejoras. Con respecto a la salida del aparcamiento de la calle de las Rosas, el que abarca los portales del 6 al 8, David Pujades, el tesorero de la plataforma asegura que ya solicitaron un espejo y una isleta de plástico para que los automóviles no se peguen tanto a la salida del aparcamiento. “Los vecinos llevamos años pidiendo un espejo convexo para poder ver los coches que vienen desde la izquierda”, comenta Dolores, una de las vecinas afectadas. Además, hace hincapié en que los vecinos del resto de la ciudad no conocen la zona y el peligro crece. “Pocos accidentes hay, entre la poca visibilidad y la alta velocidad de los coches”.
Adoquines y alumbrado
El resto de los laterales del colegio tampoco se salvan. La entrada de los coches de los profesores al centro es “un suplicio”, debido a que los adoquines están partidos y se crea una balsa de agua en la entrada, siendo peligroso muy peligroso, comenta un vecino. “Si saben que cada dos por tres hay que repararlo, deberían mirar otras técnicas de reparación”, comenta Juan Manuel. A lo que se suma que entre el colegio y el instituto Otero Pedrayo hay adoquines sueltos, “no es la primera vez que me llevo un susto”.
Mientras, en el paseo que va por debajo del María Pita y el Ramón de la Sagra hay alrededor de una docena de farolas, de las cuales cinco están oxidadas en la base y rotas. “Es un peligro que estén así debido a la electricidad, aparte de que al ser en la base la estructura se puede caer”, comenta Laura, una madre preocupada.
Desde la asociación de vecinos de Elviña, con Lalo García al frente, sentencian que el “mantenimiento es nulo para ser un barrio de entrada a la ciudad”.