A medida que pasan los días, se leen y se escuchan reacciones, exigencias y peticiones, me pregunto, no sin cierta perplejidad, si el candidato socialista sabe realmente lo que está haciendo. O dicho de otro modo, ¿es consciente el presidente en funciones de las posibles consecuencias de su política de pactos?.
De entrada, y cuando se escriben estas líneas, la Abogacía del Estado no se ha pronunciado. ERC ha puesto en un brete ante la opinión pública a esta institución que tiene su propio reglamento y, tradicionalmente un alto sentido de lo institucional. Diga lo que diga el informe de la Abogacía , ERC ha contaminado su decisión y de ahí que, en contra de lo previsto, no se haya conocido informe alguno antes del día 25.
Además, las reacciones de quienes van a facilitar la investidura al discurso del Rey deberían resultar de muy difícil digestión para el PSOE que, en esta ocasión, se ha hecho el remolón a la hora de valorar las palabras de Felipe VI. No molestar a los socios es la consigna de Moncloa, fielmente seguida por el PSOE que más parece una plataforma de Sánchez que un partido centenario que, con sus luces y sus sombras, ha sido protagonista principal de la España que hoy gozamos.
Me pregunto si de verdad el candidato socialista sabe lo que está haciendo. Sabe, desde luego, que quiere ser Presidente en plenitud de funciones. Sabe también que en política nada hay gratis, aunque pida a Ciudadanos y PP apoyo gratuito con la teoría de que no hay más alternativa posible. Al negarle a Casado y a Arrimadas la oportunidad de negociar que sí le concede a partidos con un solo diputado, Sánchez deja clara su postura: no exige gratuidad, exige un trágala.
No hay excusas que valgan. Ignoro si Sánchez sabe lo que está haciendo mas allá de trabajar por una investidura para un “gobierno progresista”. No es verdad que no haya más alternativa. Estaba la alternativa de sustituir el abrazo a Iglesias por una cita con Pablo Casado: gobierno monocolor del PSOE, pactos concretos para una legislatura de dos años y juntos, PSOE y PP, abordar el problema catalán desde el dialogo y la legalidad. Esta posibilidad Sánchez la hubiera podido intentar pero ni la ha tanteado. De ahí que, viendo el panorama, viendo cómo el PSOE se va a apoyar en un partido cuyo portavoz, Rufián, califica el discurso del Rey como si fuera de Vox... viendo y escuchando tantas exigencias, algunas de imposible cumplimiento, somos muchos los españoles que caminamos entre la perplejidad y el agotamiento. ¿Cómo es posible que el PSOE crea que el pacto con quienes, en último término, buscan derribar la monarquía, sea apoyado por los españoles? Naturalmente que les asiste a los republicanos el derecho a manifestarse como tales, lo que no se entiende es que desde las instituciones no se produzca una defensa a ultranza de la principal institución española. El remoloneo del Gobierno en funciones tras el discurso de Felipe VI ha sido demasiado elocuente.
Desde el día uno he mantenido y mantengo que los pactos son legítimos y que el Gobierno que se forme, por supuesto, lo será. Sólo es importante no perder de vista, por lo que pueda suceder, que el Gobierno será el que el candidato socialista ha querido que sea, pero no el único posible. Es por esto por lo que muchos españoles se preguntan, nos preguntamos, si sabrá lo que está haciendo más allá de garantizarse una investidura.