Responsabilidad cultural

La situación económica de los últimos años ha servido de excusa para dejar de invertir en cultura. Tristemente la usa de excusa la Xunta de Galicia para rebajar de motu propio el compromiso adquirido con el Consorcio para la Promoción de la Música, una rebaja que provoca una acumulación de deuda de más de cinco millones de euros. Y yo, personalmente, no lo entiendo, y por eso me siento en la obligación de reivindicar que invertir en cultura sigue siendo necesario. Invertir en responsabilidad cultural no es solo una cuestión de imagen y efectividad, es una cuestión de integración social.

En juego está la supervivencia de todo la labor didáctica y social del Consorcio, porque el Consorcio no es solo la Orquesta Sinfónica de Galicia y sus 100 trabajadores, el consorcio es una orquesta infantil con 90 alumnos, es una orquesta juvenil con 156 alumnos, son los coros con 75 alumnos. Son los alumnos de Son Futuro, a los que hay que sumar los casi 300 de Abanca Resuena y los más de 500 alumnos matriculados en la Escuela Municipal. Más cifras, este año, 24.872 escolares de 109 centros de la provincia han pasado por las actividades didácticas.

Son cifras que destacan la ejemplaridad de la parte didáctica y social del Consorcio, la parte que corre más peligro si no se soluciona la situación económica. Son cifras que hay que mantener y que se suman a los casi 900.000 euros que cada año pagan por el alquiler del Palacio de la Ópera y por supuesto a todo lo que conlleva mantener la marca de excelencia que se ha ganado en estos años la Orquesta Sinfónica de Galicia.

Por la OSG han pasado artistas de reconocido prestigio internacional como  Gustavo Dudamel, Lorin Maazel, Krystian Zimmermann o Anne-Sophie Mutter y todos han alabado  a la orquesta gallega como una de las mejores de Europa. Una orquesta que ha sonado en la Musikverein de Viena, desde donde cada 1 de enero escuchamos el Concierto de Año Nuevo, y allí ha triunfado la OSG, en uno de los auditorios de mayor tradición y prestigio del mundo. Una repercusión internacional que certifica con más de 9 millones de visitas en Youtube y que la mete en el podio de las orquestas europeas más escuchadas en todo el mundo.

Datos que confirman una excelencia que se consigue con los mejores y que se mantiene con el trabajo diario que transmite esa excelencia hacia la cantera. En muchas orquestas, tanto de España como de Europa, están tocando músicos que empezaron en A Coruña. Otro motivo más de orgullo, otro motivo más para darnos cuenta de la necesidad de no escatimar en la inversión en cultura, de la inversión en el Consorcio de la Promoción de la Música, que como ven, es mucho más que la Orquesta Sinfónica de Galicia. Seamos conscientes de lo que hay en juego, apoyemos este tesoro que tenemos la suerte de disfrutar y no tengamos que lamentar la enorme pérdida que supondría la desaparición de algún miembro de la familia que compone el Consorcio para la Promoción de la Música. Xunta y Concello son conocedores del problema y de la urgencia de una solución. Solo tienen que sentarse y hablar. ¿Es tan difícil?

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