Llega un momento en el que la paciencia se agota. Por mucho que se quieran buscar explicaciones y justificaciones, por muy tolerante y diplomática que una sea, hay situaciones en las que ciertos comportamientos superan con creces lo razonablemente admisible.
Y creo que esto es lo que se ha producido en el caso de las dos ganadoras del campeonato de squash de Asturias. Ambas jugadoras, Marybel Toyos y Elisabet Sadó, fueron recompensadas por su esfuerzo deportivo con dos cajas de cera depilatoria, una lima eléctrica para eliminar durezas de los pies y un vibrador, además de los correspondientes trofeos. Una curiosa manera de reconocer el trabajo de ambas y de forma especial de Elisabet Sadó, número uno del mundo y siete veces campeona de España.
La semana pasada ya le dedicaba esta columna a las discriminaciones en el deporte rey, el fútbol, y creía que esta semana hablaría de otro sector, pero la actualidad me obliga. De las desigualdades en los deportes minoritarios ya he escrito en múltiples ocasiones. Esta vez es distinto. No sé a usted, pero a mí me parece que lo acontecido en la vecina Asturias tiene una carga de humillación que hace que este caso, uno más entre miles, deje un sabor de infinito hartazgo.
Las dos jugadoras han presentado denuncia ante el club y ante la propia Federación de Squash del Principado de Asturias y, al parecer, además de las disculpas oficiales ya hay dimisiones. Lógico.
Resulta francamente difícil entender que directivos deportivos, federaciones, incluso empresas patrocinadoras de una competición pasen por alto semejante metedura de pata.
Más allá de que los regalos sean poco afortunados para un evento deportivo, lo peor es que a nadie, ni a la Federación, ni al club organizador, ni tampoco a los propios patrocinadores, se les ocurrió que los regalos deberían ser los mismos para hombres y mujeres, y sólo se los entregaron a las jugadoras. Ellos se fueron con la dignidad de sus trofeos.
Ahora vienen las disculpas y las explicaciones: … es que no nos dimos cuenta… es que no pensamos que eran obsequios machistas… es que no había intención de herir a las mujeres…
Hasta ahora sólo había trato desigual en las instalaciones deportivas, peores para ellas, mejores para ellos; sueldos más bajos, menos promoción, menos patrocinios… ahora también hay que agregar a la lista los regalos singulares: tangas, vibradores, depiladoras, etc.
Esto sucede en el squash, en Asturia ¿Y en el resto? Podría hacer una lista de deportistas que día sí y día también son agraviadas y menospreciadas desde sus propios clubes y federaciones. Tal vez un par de dimisiones no sea suficiente, tal vez habría que pensar que, como en la Administración pública, en las directivas de clubes y federaciones deportivas deba imponerse la política de cuotas.