Creo que este año vamos a tener una sobredosis de Nobel femeninos.
El primero al inicio del mes: hacía 55 años que una mujer no recibía un Nobel en Física. Cierto es que tampoco el otrora preciado galardón haya sido muy generoso con estas científicas (ni con las otras) en sus más de cien años de historia. La canadiense Donna Strickland es la tercera.
Unos días después, esta pasada semana, otra mujer recibía el Nobel de la Paz, Nadia Murad, una joven yasidie secuestrada por el Daesh.
Por último, la científica estadounidense Frances H. Arnold, sorprendía a medio mundo con el Nobel de Química.
Una auténtica avalancha de Nobel para mujeres que llama la atención y que hace reflexionar sobre las motivaciones de los jurados.
¿Llegaron los aires del #Metoo a Estocolmo? O será una forma de compensar los escabrosos escándalos sexuales que hicieron suspender el Nobel de Literatura?
Probablemente un poco de todo. Sin embargo creo que es preciso quedarse con lo importante y esos tres premios con rostro de mujer son lo relevante.
Porque si bien deben sobrar las razones para que cada una de ellas sea merecedora del galardón, con este gesto se lanza también un mensaje al conjunto del planeta. Hace ya mucho llegó el tiempo de terminar con el ocultismo al que cientos de científicas han sido condenadas y miles de artistas escondidas a la sombra de sus maridos y padres.
Sin embargo aún quedan muchos rincones oscuros donde, por falta de sensibilidad o por inercia, el trabajo de una mujer no se valora de la misma manera que el de un caballero.
El 2 de octubre, cuando se conoció el nombre de la Nobel de Física, los periodistas corrieron a buscar el perfil en Wikipedia y se encontraron con la sorpresa de que no existía. Dos horas después del anuncio de las agencias su perfil aún estaba en construcción.
Como saben Wikipedia funciona como una auténtica enciclopedia colaborativa que trabaja con criterios de trascendencia. Hace unos meses algún editor intentó incluir el perfil de Donna Strickland pero fue rechazado por no ser de relevancia…
¿Se puede tachar a Wikipedia de sexista? No lo creo, aunque los datos están ahí: esta enciclopedia virtual consta de más de 3,5 millones de biografías de las cuales el 83% son de hombres y el resto, 17%, de mujeres.
Pero la herramienta no es más que el reflejo de la valoración que se realiza en los medios, en las publicaciones científicas, en los cuatros directivos de los equipos de investigación, entre los mandamases de los laboratorios, universidades, etc.
De hecho a Donna Strickland, su propia universidad no la promovió al cargo de profesora principal.
Pero ya se sabe, nadie es profeta en su tierra...y cuando se es mujer menos aún.