Varían en las cifras pero todos los informes de las grandes consultoras que trabajan en la evolución del mercado laboral indican que estamos ante una auténtica revolución del empleo.
Uno de estos informes más recientes, McKinsey, afirma que en sólo dos años la división del trabajo entre los seres humanos, máquinas y algoritmos desplazará a 75 millones de puestos actuales, aunque creará 133 millones de nuevas funciones.
Lo tremendo es que mientras escribo esto me doy cuenta de que lo más seguro es que yo forme parte de esos 75 millones que desaparecen. Me queda esperar que mis hijas consigan estar entre los 133 millones nuevos.
Las universidades tienen un gran reto por delante: ser capaces de adaptarse a la demanda de un mercado que avanza de manera vertiginosa hacia nuevas profesiones y, además, deberán hacerlo rápido si no quieren quedarse rezagadas.
De más está decir que más del 90% de estas nuevas funciones tendrán que ver con las tecnologías y el universo digital.
Tampoco creo necesario insistir en que en este mundo de los bits las mujeres somos más bien escasas. Pero no se asuste, no le voy a torpedear con mi retahíla de la falta de caras femeninas en las áreas técnicas.
Esta vez estamos de enhorabuena. Las universidades españolas se dan cuenta de la necesidad urgente de promover y apoyar de manera específica la iniciativa empresarial femenina desde las universidades y en particular las simientes de empresas que tengan base tecnológica.
La razón de este apoyo diferenciadores simple: las mujeres, aunque forman la mayoría universitaria, emprenden menos que los chicos y cuando lo hacen sus proyectos son mucho más modestos.
Estos factores hacen que ellas, puedan quedarse mayoritariamente fuera de esos millones de puestos de trabajo que el futuro nos depara, a menos que se tomen medidas desde y para cambiar la tendencia.
Innovatia 8.3 es una iniciativa que busca precisamente eso. Se trata de un programa de apoyo al emprendimiento femenino con base tecnológica nacido en la USC.
Esta semana el programa da un nuevo paso para convertirse en una herramienta útil para todas las entidades académicas.
Son ya 33 las universidades que se adhieren ahora a esta iniciativa innovadora que cuenta con el apoyo de la Secretaría de Estado de Igualdad, el Instituto de la Mujer y la CRUE, entidad que agrupa a 75 universidades públicas y 26 privadas.
Es muy posible que este programa de promoción y asesoramiento sea escaso para cumplir con un objetivo tan grande como es garantizar que las mujeres de hoy y, sobretodo, las del futuro más inmediato puedan beneficiarse de la riqueza que generará esta gran revolución digital, pero es un paso que muestra el camino.
Sería insensato que ocupando mayoritariamente las aulas y laboratorios universitarios ellas se quedarán fuera de la locomotora digital.