Los presupuestos municipales son el pilar sobre el que se desarrolla la actividad que la Administración local despliega en cada ejercicio y, en gran medida, proyecta para el futuro.
No deja de ser un árido documento, atenazado por un exceso de normas garantistas, en donde se nivelan los ingresos con sus respectivos aplicativos en gastos e inversiones. Tanto en ingresos como en gastos la política tiene la palabra, porque es desde postulados políticos como se construyen los principios rectores para su elaboración.
Hoy me centraré en el capítulo de los ingresos. Tengo la firme certeza de que un diseño presupuestario coherente con la realidad socioeconómica de la ciudad y socialmente responsable dinamizará la actividad en los órdenes necesarios para mejorar la vida ciudadana. El contrato social tributario establecido entre Administración y ciudadanos establece que existe un intercambio económico a cambio de prestaciones de servicios que ayuden a avanzar, que cada cuatro años ve evaluada su eficacia de manera soberana. Por desgracia, en las más de las ocasiones, la Administración se muestra insensible ante las necesidades inmediatas de los ciudadanos, escudándose en postulados totémicos, cuando en realidad no lo son. Pregúntenle a Montoro.
A día de hoy A Coruña tiene superávit presupuestario, es decir ingresa más de lo que gasta. Lo que pudiera parecer una virtud de los administradores, en realidad es una falta de capacidad de gestionar lo que se comprometieron. Es cuando aparecen los modificativos (van 8). O sea, la Administración local es incapaz de ejecutar lo que proyectó y aprobó en su día y esto permite y obliga a proyectar cambios redistributivos, de justicia social y de dinamización económica.
Estamos negociando con Marea Atlántica estos cambios para las ordenanzas fiscales del 2018. Si bien coincidimos en principios esenciales sobre beneficios sociales y sobre la capacidad redistributiva de la tributación, tenemos diferencias sustanciales que intentaremos conciliar. A nosotros nos preocupa mucho la dinamización económica de la ciudad, por lo que supondría de mejora del empleo y el efecto que impuestos como el IAE tiene en ella. El paro es persistente y es el principal factor desestabilizador de la sociedad coruñesa. Sin trabajo, sin oportunidades, las personas, las familias, las empresas no pueden construir su proyecto de vida. Hay tasas municipales que deben incorporar criterios de renta para hacerlas más accesibles, como las de la Escuela Municipal de Música. Otros impuestos y tasas deberían de primar viviendas y negocios en zonas más deprimidas de la ciudad, en donde es más difícil sacar adelante las economías familiares y las de las pequeñas empresas. Todavía tenemos una injusta limitación cuando alguien tiene una deuda tributaria municipal. El nivel mínimo para periodificar tus impuestos si no pudiste pagar un año, es de 12.000 euros, lo que hace muy difícil cumplir a quien quiera hacerlo. Hay incongruencias como que los clubes deportivos no puedan cobrar entradas para ayudar a financiar sus precarias economías. Por ejemplo carecemos de bonificaciones por gestionar bien la basura en viviendas y empresas que nos hagan avanzar hacia una economía circular. Si lo haces bien debería primarse y a la inversa. En fin, queda una batería importante de medidas que conciliar. En eso estaremos, es la manera de avanzar.