Esta semana el señor Feijoo explicó en rueda de prensa “su visión” sobre el futuro de los terrenos a desafectar en el Puerto por el traslado a Punta Langosteira. Detrás, sentado con cara de circunstancias, escuchaba el relato el presidente de Puertos del Estado.
Me gustaría señalar que La Autoridad Portuaria de A Coruña es una Entidad de Derecho Público, con personalidad jurídica y patrimonio propios independientes de los del Estado (ya no digamos de la Xunta), teniendo plena capacidad de obrar para el desarrollo de sus fines, constituida el 1 de enero de 1993. En consecuencia tiene su Consejo de Administración, con su presidente, responsables directos de las decisiones que le afectan.
En la rueda de prensa de tan importantes anuncios, el presidente de La Autoridad Portuaria no estaba presente, lo que se traduce en uno de esos feos gestos que a veces vemos en política desautorizando a determinados cargos y, lo que es peor, a la Institución que representan. Por extensión viene el papelón de los miembros del Consejo de Administración, en el que cohabitan las administraciones estatal, autonómica y local, la Cámara, Confederación de Empresarios, colectivos profesionales vinculados al Puerto y sindicatos. La Xunta “oficialmente” tiene 3 de los 16 consejeros y nombra y cesa al presidente. A todos estos consejeros se les ha hurtado de forma indebida sus funciones, como son las de deliberar y decidir sobre los designios del Puerto ¿Qué van a decir en el próximo Consejo de Administración? ¿Tendrán activado el sin manos con Monte Pío para saber qué votar? Duele comprobar cómo algunos se creen por encima de las instituciones y tratan a la ciudad como si fuera su cortijo. Solo le faltó anunciar que creará la Ciudad de la Cultura 2 a mayor gloria.
Pero más allá del fondo y forma, nada dijo sobre lo sustancial, sobre lo verdaderamente importante para el Puerto. Ninguna solución al principal problema que tiene hoy el proyecto, viabilizar el tren de Punta Langosteria, sin el cual no se puede avanzar. De eso ni una palabra. Tampoco nada de la deuda y su potencial condonación parcial, ahí sigue, viva y generando intereses. Nada de reformular el plan Busquets.
Sí tenía una razón para la rueda de prensa, para buenos entendedores, soltar una perla de soslayo. La Solana no se le vende al Ayuntamiento, el Finisterre sí a quien puje. Claro. Había que neutralizar a toda costa que A Coruña recuperara La Solana, pero sin que se notase.
Ahora La Autoridad Portuaria, según Feijoo, renuncia a 1,4 millones de euros ya consignados en el presupuesto municipal para su compra. Se imaginará que engaña a alguien mezclando Batería y Calvo Sotelo en la ecuación. Una venta defendida por unanimidad y vehemencia en el Consejo de Administración, ahora se anula. Sonroja escuchar a los responsables locales del PP argumentado lo imposible ¿Creen que “las cosas cambiarán” en un futuro próximo para potenciales birlibirloques inmobiliarios?
La necesaria conciliación entre administraciones defendida por el PSOE en una moción mayoritaria en el Ayuntamiento, ejemplo de lo que debería ser este proceso hasta culminar en un consorcio público, se pretende dinamitar en una comparecencia a mayor gloria. “O lo digo yo o no vale” parece pensar alguno. Eso es no conocer A Coruña.