Asignatura imprescindible

ada vez que se habla de desigualdad entre sexos, de discriminación, de brecha salarial entre hombres y mujeres, incluso de violencia machista (y esta semana vamos servidos, dos asesinadas en menos de 24 horas), hablamos de educación.
Todo indica que en ella está el origen de las desigualdades entre sexos.
Por tanto parece lógico pensar que la solución también puede o debe residir en la formación.
Sin embargo es muy reciente la preocupación por parte de las administraciones públicas en el sentido de introducir en los planes de estudios escolares una formación específica sobre la necesidad de trabajar en una sociedad más equilibrada.
Galicia ha sido pionera a la hora de diseñar un Plan de Igualdad en los centros educativos. Un acuerdo entre la Secretaría de Igualdade y la Consellería de Educación permitió el curso pasado la puesta en marcha de la primera asignatura de libre configuración en la materia: “Igualdade de xénero” impartida en primero y segundo de la ESO. El balance es muy positivo: 31 centros impartieron la asignatura a más de 800 alumnos.
También en Formación Profesional existe un ciclo superior en igualdad de género.
Y en este curso que empieza  se amplía la oferta con una nueva materia para bachillerato. Se llama “Coeducación para el siglo XXI”. 
Me ha sorprendido mucho el contenido de la asignatura. Estructurado en cuatro bloques: Historia de los feminismos, Construcción de identidades igualitarias, Expresión social de la violencia contra las mujeres y finalmente, Proyecto coeducativo. 
Reconozco que me han dado ganas de volver al cole ¡Si estos jóvenes adquieren aunque sea la mitad de los conocimientos que se les ofrecen en esta asignatura habremos dado un paso de gigante. Es más, creo que la gran mayoría de los que se pronuncian públicamente sobre equidad de género, violencia machista, brecha salarial, deberíamos -me incluyo- pasar por esa clase…
Hoy más que nunca hace falta que los conceptos de equidad, de paridad, de respeto se hagan hueco en las aulas. En estos momentos en los que constatamos con asombro y decepción que muchos adolescentes reproducen comportamientos machistas y relaciones de  pareja con marcados signos de dominación, se hace imprescindible que los centros educativos ofrezcan una visión igualitaria de las relaciones personales, aporten modelos a seguir femeninos que  marquen la senda a las chicas, que impliquen a los padres también en esta tarea. 
Sabemos de sobra que la segregación por sexos empieza en la cuna, en el “rosa” para ella y “azul” para él.  Ojalá esta diferenciación fuese solamente estética. No es así. 
Esperemos pues que la educación en igualdad no se limite a la secundaria y comience en primaria, cuando aún se está a tiempo de corregir lo que en la cuna parece inevitable.

 

Asignatura imprescindible

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