Teníamos los socialistas de A Coruña el firme propósito de facilitar que la ciudad tuviera por primera vez en la legislatura su presupuesto aprobado el 1 de enero de 2018. En las negociaciones previas fuimos claros, priorizamos que la ciudad no se viera lastrada por cuestiones vinculadas a lo más elemental, la ejecución de los impuestos que se cobra a todos los ciudadanos. Para ello mantuvimos reuniones bilaterales con las diferentes concejalías a las que les hicimos llegar propuestas de actuación, pero sin que supusieran un naufragio de la idea principal. Así, hace ya 5 semanas entregamos nuestros planteamientos que rápidamente recibieron un refrendo de aprobación por su parte. Parecía que esta vez sí íbamos a ser capaces de hacer de la política un modelo de utilidad. Tiempo habría para confrontar posicionamientos políticos que divergen sustancialmente, pero no haríamos a los ciudadanos cautivos de nuestras cuitas. Ese era nuestro propósito.
No fueron pocas las voces que lo cuestionaron. Hay quien pensaba que no se les debía aprobar nada a la vista de lo que están siendo capaces de demostrar, que era tiempo de marcar distancias poniendo el presupuesto como barrera, que diéramos por caducado el acuerdo a la vista de su incapacidad para llegar en fecha. Es cierto que la ciudad presenta un preocupante cuadro de situación. En todas y cada una de las áreas hay graves deficiencias de gestión. Pero lo peor y más sustancial es la falta de proyecto, de estrategia para mejorar el bienestar general y hacer que A Coruña avance pulsando las extraordinarias palancas que tiene a su alcance.
En el discurso podríamos encontrar mil disculpas para activar la discrepancia y elevar el tono hasta imposibilitar el acuerdo. Pero tenemos 250.000 mil disculpas detrás que piden responsabilidad llegados a estas alturas. Si cuando nos entreguen el presupuesto provisional no aparecen cuestiones no habladas previamente, facilitaremos su tramitación. No son los presupuestos que diseñaríamos los socialistas, pero la responsabilidad de la ejecución es del gobierno municipal y nuestro partido está en la oposición. Eso sí, una vez aprobado seremos exigentes con su cumplimiento. Es su presupuesto, lo diseñaron ellos, que lo ejecuten y se dejen de disculpas.
Es tiempo de gestión. Hay que planificar bien los proyectos, apoyarse en el funcionariado para su ejecución, atender y entender la sociedad civil para desarrollar políticas de servicios sociales, vecinales, culturales, de empleo, educativas, deportivas, de igualdad y de conciliación. Facilitar el emprendimiento, el comercio, el turismo, la hostelería y el trabajo diario a los mercados. Ser valiente de una vez en los cambios necesarios en materia medioambiental. Hacer cumplir los grandes contratos de la ciudad de limpieza, gestión de residuos y movilidad. Cuidar los barrios, los jardines, el asfaltado, la seguridad ciudadana, las bibliotecas, los museos científicos, la OSG. Priorizar el bien de la ciudad por encima de tu partido en las relaciones con otras administraciones e instituciones. Y a todo esto, que es lo básico, añadirle valor con un proyecto de futuro que fortalezca vectores con potencial de desarrollo para hacer de A Coruña un lugar mejor. Pero si la gestión falla en lo fundamental, da igual, no hay fecha buena para los presupuestos y el día 1 de enero ya no será.