nada más apropiado para la ocasión que el texto del Levítico sobre el que el papa Francisco ha centrado este año su mensaje para celebrar el Tiempo de la Creación. Se inició éste el pasado día 1 con una jornada mundial de oración y tras una serie de actividades finalizará el 4 de octubre, festividad de san Francisco de Asís y quinto aniversario de la carta encíclica “Laudato si”.
En plena travesía del desierto se lo pide el Señor a Moisés para que lo haga llegar al pueblo de Israel: “Declarareis santo el año cincuenta, promulgando un decreto de liberación para todos sus habitantes. Será un año jubilar”.
Anunciado a golpe de trompeta, en sus prescripciones subyace la idea de que la tierra es un don divino y observa un cuidado especial por la conservación y descanso de la misma, tratando de que no se abuse de la productividad inmediata a costa de un deterioro a largo plazo. Durante el jubileo el pueblo de Dios fue invitado a descansar de su trabajo para permitir que la tierra se regenerara y el mundo se reorganizara, a la vista del declive del consumo habitual que de ello se derivaría.
Tales recomendaciones del texto bíblico le han venido como anillo al dedo al papa Francisco para desarrollar el mensaje pontificio: “Debemos volver a escuchar la tierra. Hoy –advierte– la voz de la creación nos urge, alarmada, a regresar al orden correcto en el orden natural; a recordar que somos parte, no dueños, de la red interconectada de la vida”.
Desde tal perspectiva, la desintegración de la diversidad, el vertiginoso incremento de los desastres climáticos, el impacto desigual de la pandemia en curso sobre los más pobres y frágiles son señales de alarma ante la codicia desenfrenada del consumo.
Al respecto recuerda cómo Dios reservó el sábado para que la tierra y sus habitantes pudieran reposar y reponerse. Y contrapone: hoy, sin embargo, nuestro estilo de vida empuja al planeta más allá de sus límites. La continua demanda de crecimiento y el incesante ciclo de producción y consumo están agotando el medio ambiente. Por el contrario, el mundo actual necesita encontrar estilos de vida equitativos y sostenibles que restituyan a la Tierra el descanso que se merece y medios de subsistencia suficientes para todos.
Paradójicamente, pero por fortuna, la pandemia en curso nos ha llevado a redescubrir estilos de vida más sencillos y sostenibles. En cierto sentido, nos ha brindado la oportunidad de desarrollar nuevas formas de vida. Y se ha podido comprobar –comenta el pontífice- cómo la Tierra es capaz de recuperarse si la dejamos descansar.
La pandemia nos ha puesto en una encrucijada. Necesitamos aprovechar este momento decisivo para acabar con actividades y propósitos superfluos y destructivos y para cultivar en su lugar valores, vínculos y proyectos generativos. Urge. “Se nos acaba el tiempo”, concluye dolido y tajante.