Dentro del PP a nivel nacional, el vasco siempre ha sido una especie de icono. No en vano, los populares, junto con los socialistas, vivieron en primera línea los años de plomo. Salían de casa sin saber si iban a volver pero nunca desistieron y es a la resistencia de todos ellos a los que debemos, en gran medida, que hoy ETA no exista. De aquellos tiempos a ahora, las cosas han cambiado mucho. Es indudable que ETA ha dejado una huella imborrable, pero los tiempos son otros, de ahí que cuando se supo por sorpresa que Carlos Iturgaiz iba a ser el candidato popular a Ajuria Enea para muchos supuso una vuelta a un pasado extremadamente duro que no significa, ni puede significar, olvido pero, objetivamente, la sociedad vasca ha cambiado a la misma velocidad que el conjunto de la española. Tanto que buena parte del voto perdido por el Partido Popular del País Vasco se han refugiado en el PNV. Este trasvase de voto, absolutamente impensable hace diez años, es, quizás, el mejor indicativo del cambio vivido en el País Vasco.
Iturgaiz lo ha sabido detectar y eso le obliga a realizar una campaña electoral especialmente inteligente. Sería un error que el PP vasco hiciera una campaña de “luto”. ¿Por qué buena parte del centro derecha del Pais Vasco se ha ido al PNV?. Pueden ser muchos los motivos: conseguir que el PNV tenga fuerza suficiente frente a la izquierda abertzale puede ser uno de ellos pero no es cuestión menor la percepción que existe que el PNV es nacionalista, sí, pero es un partido “de orden” que vacunado por los episodios de Ibarretxe nunca más va a caminar por el abismo. Harán sus jugadas, reclamarán más competencias pero ni Urkullu ni los dirigentes nacionalistas son Puigdemont y eso para una sociedad como la vasca que vive confortablemente ya es bastante, según los resultados electorales.
Nunca el PP vasco ha caído en el olvido de las víctimas. No lo hizo Basagoiti, ni lo ha hecho Alfonso Alonso y, ni por supuesto, lo hará Iturgaiz pero si con él van a hacer campaña Jaime Mayor y María San Gil, no es descartable que se tengan que respetar. Sus tiempos no son los actuales. A ellos les tocó lidiar con un dolor profundo, pero el duelo, todos los duelos, tienen sus plazos y el PP vasco no puede hacer una campaña ni de duelo ni de olvido y sí de futuro, de entusiasmo, de esperanza...
Nadie sabe los contenidos exactos de las conversaciones que Alfonso Alonso mantuvo en Génova. Sabemos el final. Un final arriesgado, de urgencia y sospecho que de transición.