El mercado de los juguetes eróticos es tan amplio como desconocido para la mayoría, pero hay que reconocer que si uno se encuentra en el medio del bosque lo que parece una granada lo último que va a pensar es que es un vibrador. De ahí que la mujer que se topó con el artefacto llamase a la a la brigada de emergencia de explosivos. Igual si le hubiese podido la curiosidad más que el (lógico) miedo, habría visto el kit completo, preservativos y lubricante, pero no se le puede reprochar la precaución. Se ve que lo de explotar de placer algunos fabricantes lo llevan casi al límite.