Los altavoces de las mezquitas de Gaza clamaron "Alá es grande" a las dos de la madrugada para celebrar la entrada en vigor de la tregua que pone fin al feroz intercambio de fuego de once días entre Israel y las milicias palestinas de la Franja, donde todavía se cuentan los muertos y los daños se estiman en más de 350 millones de dólares.
"Ganamos, ganamos, Alá es grande", gritó la multitud de decenas de miles de personas que salieron a las calles del enclave tras permanecer encerrados en sus casas durante toda la escalada bélica.
Hombres, mujeres, ancianos y niños, algunos a pie y otros desde sus vehículos, se concentraron junto a las ruinas de los distintos edificios que fueron destruidos por los bombardeos israelíes en los últimos días. Ondearon banderas palestinas y del movimiento islamista Hamás y a ellos se sumaron grupos de milicianos, que dispararon al aire a modo de festejo.
Israel "debe saber que puede matarnos y destruir nuestros hogares, pero nunca nos derrotará. Al contrario, Hamás y todos los verdaderos combatientes del pueblo palestino derrotaron al Ejército israelí, que tiene el ejército más fuerte del mundo", aseguró a Efe Khamis Abu Hamdán, un gazatí de 33 años.
"Vi todo por televisión, pero cuando vi esta enorme y masiva destrucción, me quedé impactado", agregó tras finalmente salir de su residencia en la Ciudad de Gaza, escenario de algunos de los más violentos ataques israelíes durante los últimos días.
Buscando heridos
Mientras tanto, otros comenzaban a acudir desesperados a hospitales de la Franja en busca de sus familiares y vecinos heridos. "Vine a ver a mi hermana y sus tres hijos, que fueron heridos el miércoles en un ataque aéreo contra su casa en el este de la Ciudad de Gaza", explicó a Efe Amani Abu Jamous, una mujer de 28 años, que agradece a Dios que sus familiares estén vivos.
"No pude visitarlos en el hospital después de que resultaran heridos porque había bombas por todas partes pero, cuando terminó la guerra, vine a visitarlos", agregó hoy en una de las salas del Hospital Shifa, el mayor del enclave.
A los festejos por la vuelta a la calma y la búsqueda de seres queridos en hospitales se sumaron hoy intensos trabajos de remoción de escombros en distintas partes de la Franja, donde viven bloqueados y en una crisis humanitaria casi perenne más de dos millones de palestinos.
Pocos minutos después de la entrada en vigor de la tregua, los equipos de rescate del Ministerio de Sanidad comenzaron a buscar heridos entre los enormes bloques de cemento de lo que hasta hace menos de dos semanas eran edificios de varios pisos.
Los cuerpos de diez civiles muertos fueron hoy desenterrados de las ruinas de una construcción bombardeada ayer y que quedó completamente destruida.
Según cifras de Sanidad, el número total de muertes en la ofensiva ha subido al menos a 243, entre ellos 66 niños, 39 mujeres y 17 ancianos.
La cantidad de heridos alcanzó además los 1.910, mientras que habrían sido más de 1.800 las viviendas destruidas y más de 17.000 las que resultaron dañadas, según las primeras estimaciones del Ministerio de Vivienda y Obra Pública.
Daños millonarios
Por otra parte, las pérdidas económicas de esta escalada superarían los 350 millones de dólares únicamente en el sector de la vivienda, sin contar las decenas de millones registradas en daños a edificios públicos, vehículos, carreteras y mezquitas, entre otras construcciones dañadas o destruidas.
Los trabajos de reparación de los próximos días se llevarán a cabo en paralelo con la amenaza de que se vuelva a encender la mecha de la violencia en la región.
"El reinicio de los ataques con cohetes depende de que el enemigo (Israel) detenga totalmente su agresión contra nuestro pueblo en la Franja de Gaza", dijo hoy el portavoz de las Brigadas de Ezedin Al Kasem, brazo armado de Hamás, que agregó que "los líderes de la ocupación (Israel) están bajo una prueba real y la decisión de reanudar los ataques con cohetes hacia Israel aún está sobre la mesa".
En los once días que duró la escalada bélica más de 4.400 proyectiles fueron lanzados desde Gaza hacia Israel, que respondió con ataques sobre 1.600 objetivos de Hamás.
Ambos bandos se declararon victoriosos en las últimas horas, mientras equipos médicos y de rescate continúan lidiando con las consecuencias, a ambos lados de la verja de separación, del conflicto más violento en la zona en siete años.