Las quinceañeras de finales de los noventa querían ser como Britney Spears. Esperemos, por su bien, que no lo consiguieran. Se habla de la que fuera niña Disney y después ídolo de masas como un ejemplo de juguete roto de la industria del entretenimiento, que pasó de lo más alto al pozo más profundo sin saber cómo gestionar ninguna de esas situaciones. Ahora se ha sabido que tendrá que estar tutelada de por vida y no podrá hacerse cargo de sus finanzas o incluso de lo que publica en sus redes sociales. Su abogado ha comparado su incapacidad con la de una persona en coma. Tan gráfico como demoledor. FOTO: britney, en buena época| aec