Cuando Inés Rey (A Coruña, 1982) llegó a la Alcaldía aún no existía el covid, pero el Gobierno local, liderado por la socialista, tuvo que enfrentarse pronto a una pandemia sin manual de instrucciones.
¿Cómo llega el Gobierno local al ecuador del mandato?
Llegamos en un momento muy diferente al que habíamos pensado. Es un ecuador de mandato marcado por la pandemia, pero en estos momentos ya vislumbrando, no sé si el fin, pero sí esa luz al final del túnel, con ritmo de vacunación positivo y el objetivo de la reactivación económica de cara a la segunda mitad del mandato. Hubo ocho meses de normalidad donde el Gobierno local se marcó una serie de prioridades, desde la recuperación del diálogo, a nivel institucional pero también social, que permiten que haya garantizadas inversiones por más de 700 millones de euros que dependen de otras administraciones: el convenio del Chuac con la Xunta, el desbloqueo del tren a Langosteira, la estación intermodal o la ría de O Burgo.
También se observa más diálogo entre los distintos grupos.
El diálogo entre las formaciones del Ayuntamiento ha dado lugar a que de los 111 asuntos que han ido a Pleno, 110 hayan sido aprobados, 43 de ellos por unanimidad.
Y en estos meses se han firmado varios convenios de servicios que estaban pendientes.
Se ha reactivado la maquinaria municipal. Desde el periodo medio de pago a proveedores del que tanto se hablaba y del que ya no porque lleva muchos meses consecutivos cumpliéndose, a la puesta en marcha de todos aquellos contratos que estaban en situación precaria: la recogida de basura o la limpieza viaria.
Pero llegó el covid-19.
La pandemia nos marcó un punto de inflexión y a partir de ahí nuestros esfuerzos fueron encaminados a que nadie se quedara atrás, con políticas sociales ambiciosas, pero también necesarias en este momento, con los objetivos de la reactivación económica que tenemos ahora por delante y sin olvidar que el Ayuntamiento tenía que seguir funcionando. En esto llevamos un ritmo de inversiones en obras cercano a los 29 millones de euros en todos los barrios, que alcanzará los 50 millones, y luego cambios en lo que es la configuración urbana, adaptando el modelo al sostenible y de futuro que queremos para A Coruña. El ejemplo más claro es el cambio que ha habido en la movilidad, recuperando más de 30.000 metros cuadrados para uso y disfrute de los ciudadanos, que era algo que teníamos en nuestro programa electoral pero que la pandemia ha ayudado a acelerar.
¿Fue entonces la pandemia una oportunidad para implantar medidas como la peatonalización de forma más rápida?
Más rápida y con más aceptación. Cuando tú haces una peatonalización en una calle, pero no solo en las peatonalizaciones sino en cualquier decisión que tomes como gobernante, va a haber gente a favor y en contra. A veces los cambios que nos parecen bruscos encuentran cierta resistencia de inicio, aunque luego se consolida y son positivos para la ciudadanía. En el tema de la movilidad la pandemia, de las escasas cosas buenas que ha traído, es esa percepción del espacio urbano diferente. Cuando teníamos cierres perimetrales y no se podía salir del ayuntamiento necesitábamos tener espacios en los que estar y por eso se hizo de manera más rápida o con menos resistencia. Habilitamos en el Paseo Marítimo un carril para corredores, que ya se ha consolidado, se le quitó un carril al tráfico para que se pudiera caminar por los Cantones, o esa ronda peatonal que ya llevábamos en el programa. Son cuestiones que vienen para quedarse y que vamos implementando con diálogo y mucha pedagogía pero pensando que es lo mejor.
El Presco fue sin manual de instrucciones, nos lo inventamos, después nos llamaban municipios de toda España para preguntarnos cómo habíamos hecho
El Gobierno local decidió prorrogar los presupuestos y que los siguientes se negociarían. ¿Han empezado las conversaciones?
Acabamos de terminar la negociación del segundo Presco, que saldrá por unanimidad. A partir de ahí, con el inicio del curso político el Gobierno municipal empezará a hablar con todos los grupos. Yo recojo el guante de la oposición, con su predisposición al diálogo. Creo que esa oferta sigue en pie, recogemos el guante y en septiembre empezaremos esas conversaciones con ellos.
¿Hay mayor flexibilidad en la relación entre los grupos?
Siempre he valorado a los grupos de la oposición, creo que cuando se hace una oposición constructiva, pensando en la ciudad, es bueno, no para mí, sino para los coruñeses. El clima en María Pita tiene sus evidentes y lógicas discrepancias, pero en los grandes temas sí he notado el respaldo de la oposición. Y se lo quiero agradecer expresamente. Los acuerdos aprobados en el Pleno son sintomáticos de que el Gobierno municipal dialoga y que también lo hace la oposición.
¿Están solucionados los problemas que había con el partido?
Yo estoy centrada, al igual que el resto de concejales del Gobierno, en trabajar por la ciudad en una situación muy complicada que estamos viviendo. A eso están dedicados los esfuerzos del Gobierno local 24 horas al día 7 días a la semana.
Ahora sale el segundo Presco, con nuevos sectores beneficiarios. ¿Hay más planes de este tipo?
El Presco fue sin manual de instrucciones para gestionar una pandemia Asumimos competencias que no eran nuestras y dando ayudas directas a sectores que tendrían que estar protegidos por otras administraciones. Más de 4.000 autónomos se beneficiaron, con una media de 2.000 euros. Los bonos de comercio fueron un éxito, igual que los de hostelería o los de cultura. Algunas librerías agotaron los bonos en 24 horas, yo me quedé con el bono cultural en el teléfono. Ninguna administración local en Galicia hizo un esfuerzo tan grande como el Ayuntamiento de A Coruña, 13,2 millones, a los que luego se unieron 1,2 millones de la Diputación. Pero son recursos propios, y este año hay un Presco de más de 6 millones que incorpora sectores que no estaban en el primero como el taxi, peluquerías. Tratamos de mejorar. El Presco nos lo inventamos aquí, después nos llamaban ayuntamientos de toda España para preguntarnos cómo habíamos hecho.
A Coruña siempre fue vanguardista en este sentido, como cuando se lanzaron las Smart Cities, o se habló de la Ciudad de las TIC.
Siempre hemos sido vanguardistas en esa línea y en todas, y hay que decirlo, no se trata de un coruñesismo arcaico, sino que es cierto que siempre hemos sido referente en Galicia, en el noroeste. Hay cosas importantes para la concepción de esa A Coruña de futuro como la Ciudad de las TIC, que con la UDC saldrá adelante con empleo estable y de calidad. Ya están los primeros permisos para la reforma y creo que veremos a partir del próximo año actividad.
Otra de las cosas en las que A Coruña fue vanguardista fue con la planta de Nostián, que ahora está en entredicho por los problemas en el Consorcio As Mariñas.
Hasta ahora no tengo ninguna notificación de que la salida del Consorcio de algunos ayuntamientos vaya a afectar a Nostián. Creo que obedece más a una cuestión de funcionamiento interno del Consorcio. Nostián fue un modelo pionero en el tratamiento de residuos sólidos urbanos en contraposición al que tenía la Administración autonómica. Han pasado ya 25 años, hemos encargado ahora la redacción de esos pliegos porque se ha ido modificando la normativa europea al respecto y tenemos que adaptarnos. Es el contrato de mayor cuantía del Ayuntamiento, estamos hablando de cientos de millones de euros y tiene que durar otros 25 años, por lo menos.
Siempre he valorado a los grupos, creo que cuando se hace una oposición constructiva, pensando en la ciudad, es bueno, no para mí, sino para los coruñeses
A Coruña necesita de un área metropolitana que la ampare, pero no se es capaz de crear una en la que todos estén a gusto.
Crear un área metropolitana como entidad jurídica no depende de los ayuntamientos, sino de la Xunta. Solo hay un área metropolitana en España, que es la de Barcelona y eso fue tras muchos años consorciando servicios, igual que estamos haciendo nosotros. A Coruña no es una aldea gala aislada, sino la cabeza de un área de 400.000 habitantes que necesitan tener buenos servicios públicos. Los ayuntamientos estamos llamados a la cooperación, todos, desde el más grande al más pequeño. No existe una voluntad clara de crear el ente, pero sí una voluntad de seguir consorciando. Se va hacia el área metropolitana de facto.
Una de las grandes recuperaciones del mandato ha sido la de los jardines de Méndez Núñez.
Eso viene porque hay otra cosa histórica que se quitó, que fue el botellón. Parecía que se iba a parar el mundo si se prohibía beber en la calle y no pasó nada, al revés. Se terminó con una actividad que era insalubre para los participantes y a la vez se recuperaba un espacio urbano, porque los jardines de Méndez Núñez son un espacio histórico, nuestra casa común, nuestro salón. Yo prohibí el botellón, dando alternativas de ocio. Se está terminando ya ese centro juvenil de El Remanso en Cuatro Caminos, igual que abrirán las Naves del Metrosidero. A partir de ahí se hizo ese plan de recuperación de los jardines. A lo mejor es una actuación pequeña, no es una intermodal o un hospital, pero estas pequeñas actuaciones van haciendo ciudad.
Vuelven los conciertos a Riazor tras 28 años, acabamos de pasar un segundo San Juan en pandemia, ¿qué fiestas de María Pita pueden esperar los coruñeses para este verano?
Hemos planteado unas fiestas atendiendo a las restricciones, pero son ambiciosas, en el sentido de que volvemos a recuperar nuestras fiestas tradicionales, nuestra vida. Ojalá que el año que viene no estemos hablando de nada de esto y me estén criticando por el cartel o por lo que sea.
Porque en A Coruña siempre se ha sido muy de salir a la calle.
Sí, siempre hemos sido de estar en la calle, de disfrutar de los espacios, los conciertos al aire libre, las actuaciones. Somos gente a la que le gusta disfrutar de su ciudad porque se presta a ello. Es muy cómoda, con sitios en todos los barrios. Si uno está en Los Rosales no necesita bajar al centro para ver un jardín, tiene el Monte de San Pedro, tenemos el parque de Bens, el de Santa Margarita, es una ciudad cómoda en la que se puede disfrutar al aire libre.
Y ahora, ¿qué podemos esperar de los años de mandato que quedan?
Mantener esa cooperación institucional y no perder jamás el contacto social, el contacto con la gente, es irrenunciable. Y serán los años de la reactivación económica, de salir todos juntos de esta crisis, de reposicionar a la ciudad como líder en todo, que vuelva A Coruña a ser un referente del municipalismo, una ciudad moderna, de futuro.
El del Puerto es un tema tan importante para el futuro que dejarlo a la demagogia no aporta nada
Dos de las infraestructuras que marcarán el futuro de la ciudad son el Puerto y la intermodal.
El futuro del Puerto aún no está definido de todo, ¿cómo se va a afrontar en los próximos años?
El 23 de febrero y a instancia mía se sentaron por primera vez todas las administraciones llamadas a decidir sobre el futuro del Puerto después de 17 años. Hay que hacerlo sin vetos y sin partidismo, porque se trata del futuro de la ciudad, no del futuro de los que estemos en las administraciones. No se puede ir con luces cortas, hay que ir con una mirada amplia, mirar al futuro pensando en el interés general. Así se entendió por parte de todas las administraciones y fruto de ello fue esa prórroga para la declaración de impacto ambiental, el compromiso de la licitación del tren a Langosteira, que parecía una quimera, y la prórroga de las amortizaciones de deuda.
En el Puerto parece que hay posiciones muy maximalistas: o vivienda o todo público. ¿Tendrían cabida las dos opciones?
Es un tema tan importante para el futuro de la ciudad que dejarlo a la demagogia no aporta nada. La extensión es inmensa y el Puerto es un sector estratégico. Tiene que haber usos productivos, usos dotacionales y tiene, por qué no, que haber vivienda. Pero cuando se habla de vivienda, nadie está hablando de privatizar el suelo, es que se puede hacer vivienda pública a precios asequibles. Y así dar solución a un problema que tenemos, que es la falta de vivienda pública, porque hay más de 3.000 solicitantes. ¿Por qué renunciamos a que vivan en la ciudad y se tengan que ir a ayuntamientos limítrofes? Yo no renuncio a eso y creo que hay que hablarlo sin prejuicios absurdos ni demagogias. No se trata de privatizar, sino de estudiar la posibilidad de hacer vivienda pública, de precio tasado, y dar respuesta a una necesidad que hay en la ciudad. Y eso es compatible con mantener los usos productivos del Puerto, con mantener la Lonja, con que sea el Puerto motor económico de la ciudad, como lo ha sido siempre. El espacio es inmenso, tendremos que reordenarlo entre todos.
¿En estos dos años va a haber más avances en las reuniones por el Puerto?
Sí, el protocolo está redactándose y preparándose por las distintas administraciones y luego yo quiero agradecer al actual presidente de la Autoridad Portuaria, Martín Fernández Prado, que haya acogido las tesis del Gobierno municipal en cuanto a la apertura de los muelles de Batería y Calvo Sotelo, que tiene que ser la primera parte en abrir a la ciudad, una cuestión que con el anterior presidente no tuvo buena acogida.
La que también va poco a poco es la intermodal.
La intermodal va. Será una realidad. Tras tantos años es una noticia positiva que se haya firmado ese convenio. Yo misma fui a Madrid a firmarlo con el ministro Ábalos y a partir de ahí se inician todos los trámites. El Ayuntamiento ya empezó haciendo sus deberes con esos cambios en el Plan General para garantizar los accesos y realizar las obras que nos corresponden y en eso estamos trabajando mano a mano con el Adif y con la Xunta.
¿Cuando esté la intermodal desaparecerán los buses metropolitanos que paran en el centro?
Habrá que reordenar. Tenemos esa zona de Entrejardines que queremos recuperar, porque se llegaron a medir las emisiones de CO2 y se habían disparado. Hay que ir a mejorar las conexiones de una manera sostenible y consensuada.