En esta nueva versión de la Guerra Fría que protagonizan Estados Unidos y Rusia todo son sospechas de ataques cibernéticos y robos de datos. Muy del siglo XXI. Lo que no cambia, por más tiempo que pase, es esta especie de animadversión genética que se tienen los dos países, da igual quién se encargue de dirigir el destino de cada uno. Ya sea el impetuoso –eufemismo del año– Trump o el, presumiblemente, cauto Biden, los rusos son los sospechosos habituales cada vez que hay un suceso contra Norteamérica. Y mira que tienen enemigos para elegir... FOTO: Vladimir Putin y Joe Biden | efe