En mi opinión, tanto el Presidente de Gobierno como el líder del principal partido de la oposición están incurriendo en una imperdonable irresponsabilidad por su incapacidad para llegar a un acuerdo que permita la renovación de instituciones imprescindibles para el buen funcionamiento de la democracia.
No tengo dudas que la mayor responsabilidad recae en Pedro Sánchez , quien hace unos días dejó dicho sin inmutarse, que no pensaba llamar a Pablo Casado para intentar desbloquear precisamente la renovación del Consejo General del Poder Judicial, del Tribunal Constitucional, del de Cuentas etc.
No dudo que el señor presidente tendrá una agenda cargada pero no creo que haya muchos asuntos tan importantes como el buen funcionamiento de las instituciones.
En cuanto a Pablo Casado, sin duda tiene razones sobradas,al igual que el resto de los ciudadanos, de no fiarse de Sánchez y de exigir que en la renovación de las instituciones los currículos de los futuros miembros del CGPJ o del Tribunal Constitucional pesen más que sus simpatías políticas.
Puede que Casado crea que a su electorado no le gustaría verle negociando con Pedro Sánchez, aunque en mi opinión ese es un cálculo erróneo.
Para que una democracia funcione es imprescindible que la renovación de instituciones tan importantes como el Tribunal Constitucional o el Gobierno de los jueces no quede en un vulgar intercambio de cromos entre el Gobierno y la oposición porque de lo contrario se resiente la credibilidad de estas instituciones.
No hay excusa para que Sánchez no llame a Pablo Casado a la Moncloa y tampoco la hay para que el jefe de la oposición se siga cerrando a la posibilidad de un acuerdo.
Sánchez y Casado deberían de dejar de pensar tanto en sus intereses de partido y estar a la altura de sus respectivos cargos que, dicho sea de paso, les quedan grandes a ambos.