La Policía Nacional entregó ayer a la jueza instructora del caso pruebas de ADN que apuntan a los dos principales sospechosos de la paliza mortal que recibió Samuel Luiz, joven de 24 años, en Riazor el pasado tres de julio. La Delegación del Gobierno hizo este anuncio después de levantarse el secreto de sumario. También se supone las imputaciones, que afectan a seis detenidos, son de dos delitos contra la vida: uno consumado, el de Samuel Luiz, y otro el de un testigo, Ibrahima Diack, que le protegió con su propio cuerpo y recibió numerosos golpes que podían haber acabado también con su vida.
En la noche del dos al tres de julio se produjo la agresión mortal, que tuvo lugar en varias fases y que transcurrió desde el andén del Playa Club hasta la avenida de Buenos Aires, unos 150 metros. Comenzó a las 02.58 y finaliza a las 03.04 horas. “Son seis minutos de agresión en la que un grupo de amigos y conocidos, que no eran delincuentes, acaban con la vida de Samuel”, explicó el delegado de Gobierno, José Miñones, durante la comparecencia que se celebró ayer en la sede de la Delegación y a la que también acudió la subdelegada, María Rivas, así como el jefe superior de Policía de Galicia, José Luis Balseiro; y el comisario jefe de la brigada provincial de la policía judicial, Pedro Agudo.
Agudo destacó el comportamiento del testigo, un senegalés que ha sido recompensado por su acción concediéndole el permiso de residencia, porque protegió trató de proteger a la víctima en todo momento. “Es una persona fuerte, pero efectivamente le dan una paliza él. Es la última persona que asiste a Samuel”; explicó Agudo.
, “absolutamente”, insiste el comisario. Igualmente se concluye que todo empezó por algo en apariencia trivial: porque estaban grabando una panorámica del exterior. “Esa vista panorámica molesta al sospechoso número uno y empiezan las imprecaciones. El sospechoso número dos sale del local para apoyar a su amigo y le hace a Samuel un mataleón (una llave de cuello). Con él en el suelo empiezan a agredirle los dos”, relata Agudo. Fue el comienzo de esos seis minutos “terribles” en los que cruza la calle y sigue recibiendo golpes.