Más de treinta y cinco años lleva gobernando la derecha en Galicia, con mayorías absolutas consecutivas. Salvo poco más de cinco años de gobiernos de la izquierda, la Xunta de Galicia ha estado capitaneada por el Partido Popular.
Una población envejecida, mayoritariamente, más preocupada por mantener sus derechos adquiridos, su status y en respetar las tradiciones de generación en generación que aventurarse a dar un voto de confianza para enfrentarse a un futuro incierto y progresista.
Somos muchos los que pensamos que si la izquierda quiere llegar a gobernar la Xunta de Galicia tendrá que trabajar unida, dejando a un lado los intereses personalistas, abriéndose a la sociedad y pensando en el bienestar general de la ciudadanía.
Galicia es una de las Comunidades Autónomas más envejecidas y con menos oportunidades laborales para los jóvenes que tienen que coger las maletas en busca de un futuro digno, como hicieron sus padres y abuelos, hace décadas.
La izquierda tiene que sumar, dejando a un lado la fragmentación y los conflictos internos. Por su parte la derecha ha sabido unirse detrás de las siglas del PP y ya van muchos años de experiencia de gobierno y con responsabilidades políticas importantes.
En democracia la alternancia política es muy saludable y necesaria para evitar la corrupción y la creación de cortijos que beneficien a los de siempre. Pero también, en democracia, lo que cuentan son los votos y para ello es conveniente vivir en la realidad y conocer la idiosincrasia de la mayoría de los paisanos.