La alerta amarilla de ayer (en realidad, tres alertas distintas: una naranja en costa, otra amarilla por agua y una tercera por viento) descargó una gran cantidad de agua en la ciudad, acompañadas de fuertes ráfagas de viento que causaron algunos daños: caídas de árboles, desperfectos en el alumbrado público y fachadas y caída de objetos a la vía pública que obligaron a los Bomberos a desplazarse de un lado a otro de la ciudad durante toda la mañana.
En total, los pluviómetros recogieron más de cien litros de agua por metro cuadrado durante el sábado, según datos de Meteogalicia, Afortunadamente, en esta, la primera borrasca de la temporada, no fue tan grave como podía haberlo sido: el viento sopló desde el suroeste, donde el monte de San Pedro actúa de barrera, así que la ciudad se libró de lo peor del temporal pero, la primera alerta amarilla de la temporada consiguió dejar su huella en puntos dispersos de la ciudad, como por ejemplo en la plaza de Padre Rubinos, en la confluencia de la ronda de Outeiro con la avenida de Arteixo, que amaneció con varios ejemplares doblados por los elementos. El viento también dañó las alambradas que delimitan la nueva zona verde, todavía en construcción. Es difícil señalar que fue más destructivo, si el viento o la lluvia, que aflojó la tierra y permitió que se desplomaran varios árboles, ejemplares jóvenes que se habían instalado esta misma semana.
Bomberos y técnicos de Medio Ambiente acudieron por la tarde a evaluar los daños. Los vecinos parecían alarmados porque dos de los ejemplares de mayor porte estaban en el suelo pero, en realidad, se trataba de árboles que todavía no habían sido plantados, por lo que no parece que este imprevisto obligue a retrasar la inauguración de las obras, que ya habían venido precedidas por las polémicas, puesto que los vecinos de la zona se habían mostrado en contra de que se talaran los antiguos árboles en abril.
Cayeron también objetos a la vía pública desde edificios de la ronda de Monte Alto y la calle de Maestro Anta: tejas o uralitas que no pudieron aguantar el primer chaparrón con el que se estrenó la temporada de borrascas.