Real Unión 2-1 Deportivo
El fútbol tiene victorias y derrotas que son difíciles de explicar y de digerir. Es el caso del tercer traspié consecutivo del Deportivo, que empezó la temporada con cuatro victorias seguidas y sin encajar goles y ahora ha enlazado tres jornadas sin ganar y ha recibido cinco dianas en ellas. Los dos últimos se los marcó el Real Unión de Irún en ese partido cuyo marcador no reflejó lo que pasó en el césped, o tal vez sí. Si el fútbol se reduce a las áreas, en ellas, el Deportivo perdonó y regaló.
Por primera vez en la temporada, los blanquiazules no estrenaron el marcador. Lo hizo su rival, un histórico del fútbol español, a los nueve minutos del encuentro, en una pifia defensiva que empezó a poner el partido cuesta arriba. La tocaba el Depor atrás, Jaime Sánchez cedió el balón a Bergantiños sin tener en cuenta que a la espalda del centrocampista había dos rivales, el de la Sagrada Familia entregó mal el esférico a Mackay y Carlos Bravo aprovechó el regalo para batir al guardameta.
El Deportivo aún se estaba asentando en el campo, con las novedades de Rafa de Vicente y de William de Camargo en el once de Borja Jiménez en detrimento de Villares y Soriano. El golpe no le afectó en lo anímico ni en el juego. Fue una apisonadora sin gol. La portería del equipo irundarra estaba protegida. El poste desvió un cabezazo de Alberto Quiles dos minutos después del tanto de los locales.
Ni el primer golpe (el gol del Real Unión), ni el segundo, el de la madera que se encontró el delantero del Deportivo, cambiaron el decorado del partido para un equipo que lo hizo todo para remontar, aunque no le llegó.
Negado Quiles, lo mismo Miku, que a los 22 minutos se fue de todos cuantos jugadores rivales le salieron al paso en una acción que acabó en saque de esquina.
William de Camargo se sumó a ese vendaval de juego y de ocasiones improductivas. El extremo cedido por el Leganés se presentó en un mano a mano con el guardameta y le superó, pero Iván Pérez evitó el gol sobre la línea.
Fueron momentos de agobio deportivista, de superioridad, de amplitud y profundidad, un torrente de ocasiones que no alteraron el marcador. Álex Bergantiños lo intentó también con una volea que se marchó a la izquierda de la portería del Real Unión. El capitán buscaba la compensación.
Los vascos evidenciaban muchas dificultades para defender en bloque bajo y el Deportivo estaba sabiendo leer a la perfección esos puntos débiles de su adversario, aunque no le sirviera para neutralizarle en lo que de verdad importa. Ni siquiera con una triple ocasión a dos minutos para el descanso con dos disparos de Víctor García que se encontraron por el camino a Alain. No había forma de romper el maleficio, que se alargó en el inicio del segundo periodo.
Los herculinos mantuvieron la talla tras el descanso, ya sin Bergantiños en el campo. Borja aportó otro ingrediente ofensivo, el de Mario Soriano. Más leña, pero la misma madera. Juerguen, otro de los que estuvo en casi todos los ataques del Deportivo se encontró con el portero en una falta. El técnico agitó aún más el banquillo, sin esperar tanto como otras veces. Y uno de los que se incorporaron, Noel, que venía de no haber jugado ante la SD Logroñés, volvió a demostrar que está tocado por una varita. Aún sin haber estampado su firma en un contrato profesional con el Deportivo, con los grandes del fútbol español tentándole, demostró que su cabeza está en el verde, no en los despachos, y ahí culminó una jugada larga del equipo, que cargó por la banda derecha. La asistencia de Víctor desde la línea de fondo la conectó con éxito en el área el atacante de Silleda.
El partido estaba para el Deportivo, pero se lo llevó su rival. Lo hizo con una transición muy mal defendida por los blanquiazules, demasiado permisivos, como en el gol de la SD Logroñés una semana antes, sin maldad, sin saber cortar la jugada trenzada por los irundarras. Soriano estuvo en el origen de ese contragolpe mortal de necesidad. El resto del equipo tampoco reaccionó. Carlos Bravo, esta vez con la zurda, repitió acierto para el cien por cien de efectividad de los vascos en el partido con el Deportivo. Demasiado castigo.
Desde el banquillo, nuevas permutas para relanzar a los deportivistas en el Stadium Gal. Que no fuera por no intentarlo. Menudo, Aguirre y Villares fueron los elegidos. Borja no dejó cambios por hacer, como sí había pasado en la anterior cita.
Irazusta, el arquero del Real Unión, mantuvo el cerrojo también en el descuento, cuando sacó a córner, con los puños, un disparo de Menudo.
No hubo manera de perforar de nuevo la portería del que fuera campeón de Copa en cuatro ocasiones (tres como Real Unión), todas antes de 1930. El conjunto coruñés lo hizo todo para ganar, pero perdió por sus errores en las áreas y la efectividad máxima de su oponente.