Me refiero la Justicia que, como sabemos, ya que así nos la representan, tiene balanza, espada y venda. Entendemos que lo de la venda fue cuando se enteró de casos como el que ahora nos ocupa y preocupa: el nombramiento de Arnaldo. Después de todo lo que sabemos y lo que hoy nos cuenta que la Audiencia Nacional que hace un año dictaminó que Arnaldo burló la ley cuando presidía un tribunal Administrativo, nos extraña que la señora Justicia no se quite la venda le tire la balanza a la cabeza a quienes –por una u otra cosa– están dispuestos a decir que si al nombramiento del señor ese que ya hemos dicho su nombre, pasándose por el arco del triunfo leyes, sentido común, vergüenza, etc., etc…
Te cuentan que el gobierno no tumbará el nombramiento de ese señor que ustedes saben ya quién es, por temor a que el PP vuelva a bloquear todas las instituciones.
Lo cuenta muy bien Benjamín Prado: no se puede ser progresista y al mismo tiempo colaborar con lo que se combate. Veamos: aceptamos pulpo como animal de compañía a cambio que los otros nos dejen de llamar rojos, amigos de terroristas, bolivarianos ¿?., etc.
La justicia en España es lenta y por tanto en muchos casos no cumple al cien por ciento su significado.
¿Un ejemplo? El juicio por el crimen de la niña fallecida en Cospeito en mayo de 2019
se celebrará en febrero del año que viene como muy pronto…
Todo esto no es nuevo: el Constitucional divido (seis a cinco) anuló el estado de alarma en plena pandemia, enmendando a los expertos sanitarios. Para muchos, esa inclusión en la medicina no hizo más que enredar el campo al decir que no estaba bien el concepto ¿?, pues habían que solicitar el estado de excepción, mientras otros magistrados apostaban por lo contrario. Un suflé, resumiendo.
El verdadero problema es que contarle –desde los periódicos o desde los sillones del Congreso– lo que pasa sino el porqué está ocurriendo y las consecuencias que estos hechos pueden tener en la opinion de la ciudadania para la vida diaria y las consecuencias sobre sus vidas y que, no hay duda, es el descrédito de las instituciones.
De ahí que le pidamos a la dama de la Justicia que se quite la venda, empuñe la espada y arregle la balanza. Solo así creeremos en ella.
Vamos que use bien lo que tiene entre manos.