La alcaldesa, Inés Rey, se refirió ayer a la negociación que mantiene con la plantilla de la Policía Local, que exige un reajuste del plus de peligrosidad. Según Rey, el Gobierno municipal siempre tiene “vontade de negociación, de diálogo, con todos os colectivos que así o precisen. Evidentemente, cos funcionarios municipais tamén”. Es necesario mantener esa negociación y ese diálogo pero “en un clima propicio para facelo, e polo tanto, esa é a premisa da que parte o Goberno local”.
La regidora parecía referirse de esta manera a la fuerte campaña de protestas que han protagonizado los policías locales, molestos por lo que consideran una serie de promesas incumplidas por parte del Gobierno local. El lunes mismo, durante la primera reunión negociadora en semanas, un grupo de agentes desafiaba la lluvia para hacer sonar pitos y bocinas frente al palacio municipal. No es algo extraño: llevan más de 130 días de continuas protestas, sentados frente al Ayuntamiento. El portavoz del colectivo, Manuel Freire, siempre ha recalcado el carácter pacífico de estas protestas. “Sabemos comportarnos”, había dicho. Sin embargo, en algún momento han subido de tono cuando el concejal de Personal, teniente de alcalde y negociador, José Manuel Lage, se aproximó demasiado a los manifestantes. En otra ocasión, pitaron una intervención en un acto al concejal de Educación, Jesús Celemín.
La reunión del lunes, que se prolongó durante dos horas, finalizó sin avances, y se espera que hoy ambas partes vuelvan a sentarse a la mesa. La principal reivindicación de los agentes tiene que ver con el plus de peligrosidad.
Exigen que se cobre conforme al “sentido común”. Es decir, que los agentes que están en la calle cobren más y los mandos que estén en el despacho, menos. Freire había recordado que la demanda fue aprobada con el voto del PSOE en un pleno de 2019.