acabo de firmar una petición encaminada a que el Ayuntamiento de Madrid nombre a Almudena Grandes Hija Predilecta. Ya se han recogido miles de firmas y ahora solo queda esperar a que el alcalde José Luis Martínez-Almeida sea capaz de rectificar su negativa a este nombramiento.
Reconozco que siempre me sorprende la mezquindad y los ajustes de cuentas. Sobre todo en determinadas circunstancias. Es evidente que Almudena Grandes era una mujer con un compromiso político nítidamente de izquierdas pero además es una de las grandes escritoras contemporáneas y es igualmente evidente que Madrid ostenta el privilegio de haber sido su ciudad y de haber estado presente en las páginas de muchas de sus novelas.
La grandeza de las personas también se mide por cómo son capaces de comportarse con sus adversarios y confieso que me da tanta rabia como entristece que el alcalde de mi ciudad no acudiera a la capilla ardiente de Almudena Grandes y que se venga mostrando absurdamente cicatero negándole el título de Hija Predilecta de Madrid.Vaya por delante que yo no puedo presumir de haber sido amiga de Almudena pero si me encuentro entre sus lectores.
La conocía, claro, pero en realidad nuestros encuentros siempre fueron fugaces, una tarde compartiendo caseta en la Feria del Libro de Madrid, o un saludo rápido en cualquier feria en la que pudiéramos coincidir. Creo que la única ocasión en que hablamos más de cinco minutos, fue en Barcelona, en vísperas de San Jordi, en que casualidades de la vida, nos encontramos en la puerta de un hotel para asistir a la tradicional fiesta de La Vanguardia. Las dos llegamos puntuales, cada una acompañada de su editor, y fuimos tan puntuales, que creo que además de los anfitriones no habían llegado aún ni media docena de invitados. Y saben, estos días en que he leído tantos artículos firmados por algunos de sus amigos que nos iban descubriendo tantas y tantas historias sobre ella he sentido que me he perdido conocer a un ser humano extraordinario.
Pero ya digo que nunca he formado parte de su círculo de amigos y no tengo nada interesante que contar salvo el de unir mi voz a las voces de tantos y tantos miles de madrileños que, ideologías aparte, reconocemos en Almudena Grandes, como una de las escritoras contemporáneas más importantes de nuestro país.
En realidad, Almudena Grandes no necesita que ningún alcalde la nombre Hija Predilecta de Madrid porque ya lo era, y lo seguirá siendo. El problema lo tiene el alcalde Almeida que con su actitud se empequeñece a los ojos de sus conciudadanos.