Más del 95 por ciento de los clientes del ocio nocturno de A Coruña consume alcohol

Más del 95 por ciento de los clientes del ocio nocturno de A Coruña consume alcohol
La sala Inn es uno de los lugares más concurridos de la noche coruñesa

El término bar de copas, en desuso como nomenclatura para lo que se conocen como locales de ocio nocturno y que engloba a pubs y discotecas, resulta sin embargo más que ajustado para los hábitos de los clientes. Y es que, a pesar de los cambios en los usos y la costumbres respecto a los tiempos del vaso de tubo y el combinado sin preparación minuciosa, el consumo de alcohol más que resentirse se ha estandarizado, normalizado e incluso crecido, a juicio de los profesionales del sector. 


La copa o combinado son el acompañante predilecto de los clientes por abrumadora mayoría, ya sea en grandes salas o establecimientos tradicionales. Luis Diz, presidente de Galicia de Noite y gerente del grupo Pelícano, apunta a un comportamiento que se mantiene a través de todos sus años en el sector. “Los porcentajes entre los que consumen y los que consumen alcohol se mantienen igual que siempre: la gente de noche consume alcohol y respecto a la que no bebe hablamos de un porcentaje residual, aproximadamente del 2 por ciento”, explica el hostelero, que además señala que más de la mitad de los que pasan por sus locales repiten: “Mínimo el 50 por ciento se toma al menos otra copa más”. Eso sí, la cerveza aflora cuando la situación económica es más complicada. 


A pesar de que se trata de datos de percepción y de que un registro resulta especialmente complicado, en el Orzán los patrones se repiten. “La grandísima mayoría, más de nueve de cada diez, consumen alcohol, y de esos nueve de cada diez más de la mitad se toman más de una consumición”, subraya Carlos Díaz Pereiro, propietario de Studio 54. En su caso, sitúa también por debajo del 5 por ciento el cliente que la DGT llamó en su día “el lince”: aquel que sale, no bebe y, seguramente, se encarga de conducir para sus amigos.


Clientes fantasma 

El problema para la noche pasa por los llamados ‘clientes fantasma’: los que entran, especialmente en grupos, llenan el establecimiento y no pasan por la barra en ningún momento. Durante la pandemia, y debido a las limitaciones de aforo, se estandarizó el cobro de la entrada, canjeable por una consumición. “Para eso está el tema de la taquilla, porque no vivimos del aire, y cada vez detectábamos más gente que no consumía nada, un 15 por ciento aproximadamente”, lamenta Diz.


Pereiro cree que son más difíciles de identificar cuando acceden grupos grandes y lo relaciona directamente con la edad. “Establecimos el cobro para evitar esa gente que entraba en grupos de diez y no se tomaba ni una Coca Cola, o incluso la compartían. Es muy raro que un adulto haga eso, salvo que se quiera ir y los amigos no le dejen”, finaliza.


El ocio nocturno ha establecido como frontera innegociable la puerta del bar y ha cortado de raíz el vaso de plástico o la copa de cristal a pie de calle, clave también para la seguridad. 

Más del 95 por ciento de los clientes del ocio nocturno de A Coruña consume alcohol

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