El próximo 14 de diciembre, el Palacio de la Ópera acoge una despedida por partida doble: la del ciclo A Coruña LiveXperience by Caixabank y de la gira de Andrés Suárez, que aprovechará la actuación para despedirse de su público gallego, en casa, antes de encerrarse en el estudio para hacer un nuevo disco que suceda a ‘Viaje de vida y vuelta’.
¿Qué se puede esperar el público en el Palacio de la Ópera?
Llámame viejo, tío, pero yo todavía apuesto por los discos y los fines de gira. Yo sé que ahora todo son singles, algoritmos y caralladas que no sé muy bien qué son, ni de qué van, pero yo todavía hago giras que continúan un disco y que tienen un punto y final. Esta carallada que se ha montado en A Coruña el 14 no es más que un hasta luego en casa, en mi tierra, en Galicia. La gira termina el 18 de enero en Madrid, pero no había fuerza humana que impidiese que volviese a Galicia. Se montó esta fiesta para que mi gente venga a esta despedida temporal, me ausentaré, no sé, un año, dos años, no sé el tiempo que estaré lejos del escenario, porque tengo que hacer el décimo disco de estudio, porque me voy a Latinoamérica y porque hay que parar
¿Cómo de necesario es parar? Sobre todo, teniendo en cuenta cómo es la industria actualmente, que parece que les exige estar creando constantemente.
Yo es que trabajo con gente que sabe, que me conoce, entiende, comparte y respeta que yo no voy a hacer eso. Yo entiendo la película, no quiero quedar como un carca, un tipo que está en contra de todo y que hay que volver atrás... no, tío. La tecnología es la que hay, yo no estoy en contra del progreso, y vino Tik Tok para quedarse e Instagram para quedarse, las playlist... yo si estoy pendiente de eso, no compongo, no escribo, no voy al teatro, no viajo... Entiendo que esto va así, pero yo no. Yo voy a parar para hacer un disco, un disco se hace a fuego lento, como los hice toda mi vida, así trabajé siempre y creo en eso. Tengo que componer 80 o 100 canciones para elegir 10, tengo que escribir muchísimo, borrar, hay que empezar de nuevo... es un tema muy serio sacar un disco, porque está mi nombre ahí, no por otra cosa. Estoy dando la cara, el disco no se borra, queda grabado. Esto de estar creando todo el rato, publicando todo el rato, trabajando todo el rato... creo que va a acabar fatal, fatal.
La última vez que hablamos, comentaba que había tenido que borrar lo que tenía creado y empezar de cero para crear ‘Viaje de vida y vuelta’ y que este reflejase su sentir en ese momento. ¿Le cambió ese proceso el chip a la hora de componer?
¿Sabes lo que pasa? Yo te hablaba de que fue un disco muy duro, fue un disco de confinamiento. Soy hijo de sanitaria, hermano de neumóloga, hostia... fue un momento en el que comencé a escribir de la muerte, por serte muy claro, de la despedida, de los hospitales... si ahora en Coruña, el 14, yo fuese a despedir ese disco, si ese ‘Viaje de vida y vuelta’ fuese ese, ahora mismo estaría muy fastidiado, tú mismo estarías con un bajón que ni vas a oír eso... Lo cual no quiere decir que mi décimo disco sea completamente opuesto, quiero decir, un disco es el momento vital y yo opté por reivindicar la alegría y tirar para adelante y venga coño que vamos a salir de esta. Tal vez, en este momento, no esté en ese momento de extrema felicidad, optimismo y luz y saque un disco más pesimista, melancólico o triste o, bueno, más depresivo. Me parecen maravillosas ambas caras.
Y en estos dos años, ¿cómo ha recibido el público el trabajo?
Hay un público que agradeció, porque, al final, estamos todos jodidos con la realidad... es tan dura y nos ha fallado tanto que veo que la gente lo pasa guay cuando nos va a ver y pega cuatro botes, se ríe... me quedo con eso. Otro público le gusta más que esté jodido y deprimido (ríe). Hay gente que quiere esa parte de mí del dolor, esa tristeza en la voz. Yo también consumo tristeza, será que somos un poco masoquistas y nos gusta el dolor (ríe).
Y, como artista, ¿no duele ver que el público ve su mejor versión cuando usted, en realidad, lo está pasando mal?
Yo sé que escribo, nunca mejor dicho, con más vida cuando estoy completamente partido, hundido. Porque en ese momento, lo único que te queda es la palabra. Tengo ese folio en blanco para mis duelos. Resulta que la gente quiere eso, macho. Será que todos sufrimos y en el dolor nos acompañamos y no nos sentimos tan solos. Debo entender que es mi trabajo, mi realidad es hacer canciones, no tengo otra cosa, pero fue un acierto haber elegido salir de esa tristeza. Ya volverá, tío...