Entrevista CTV
Coruñés “de Linares Rivas”, Carlos González-Garcés (A Coruña, 1946) posa para la foto junto al mar, un escenario con “mucha presencia” en su vida. Algunos le reconocen por su etapa de 25 años como concejal –uno de los que está pescando junto al castillo de San Antón le recuerda que casó a su hijo– y otros por aquel vídeo viral en el que se moría de risa al reconocer que los bomberos coruñeses “estaban muy bien dotados”. Cree que la política puede ser reconfortante en la distancia corta pero la enseñanza lo es más a largo plazo aunque él valora su paso por el Ayuntamiento con las obras que quedan y una frase: “Lo pasé muy bien”.
¿Cuál es el primer recuerdo que tiene de la ciudad?
La calle Linares Rivas, con el puerto mucho más cerca de lo que está en la actualidad, y los tranvías. Son los primeros recuerdos de la ciudad. El primero mío fue el nacimiento de mi hermano, cuando tenía cuatro años.
¿Cuáles son sus barrios?
Nací en Linares Rivas, que algunos llamaban Garás, junto a la plaza de Vigo, pero pronto nos trasladamos a la Alameda, a una casa que daba al Cantón. Recuerdo cuando se inauguró la estatua a Enrique Hervada, el monumento a Concepción Arenal, el estanque y los peces, y la biblioteca. Una tercera etapa para mí fue en el jardín de San Carlos, desde los 10 hasta los 26 años, cuando me casé y me trasladé a la ronda de Nelle, primero, y a la calle Nicaragua, después. Ciudad Vieja, jardín de San Carlos, plaza de Vigo... esos son los sitios donde yo viví.
¿Dónde fue al colegio?
A la Academia Galicia. Mi padre era uno de los cuatro propietarios y luego yo fui profesor, con lo cual tuvo para mí una importancia enorme. Luego estuve en un instituto, el Rafael Puga, hasta que en el año 88 entré al cien por cien en el Ayuntamiento.
¿Cómo llega a la política?
Siempre había tenido gran interés por la política, sobre todo a partir de mi primer viaje a Francia, con 14 años. En una charla con el que nos dirigía en el campamento surgió el tema religión y nos dijo: “Nosotros no estamos en eso, estamos en el tema político”. Vi una situación de libertad y una sociedad muy diferente... Cuando se habla de la Transición con resquemor o con recelo hay que ver cómo era España y cómo cambió. La preocupación social ya se vivía en mi casa pero allí quedó mucho más patente. Yo entré en el Partido Socialista de Interior, del cual era máximo exponente don Enrique Tierno Galván, y fue lo que después evolucionó al PSP. Posteriormente, Paco Vázquez me dijo si quería participar en las primeras elecciones municipales, en 1983. Y ahí empezó todo el proceso.
Fueron muchos años en María Pita, veinticinco. Y pasó por todas las concejalías...
Casi todas. Ni Hacienda ni Urbanismo, no sé si para bien o para mal. El resto, casi todas, en algún momento coordinando varias.
¿Cómo ve ahora esa época?
Cogimos una época fundamental en el cambio de la ciudad, con momentos en los que gobernábamos en el Ayuntamiento, en España y en Galicia. Se partía de una ciudad parada en muchos aspectos. El mazazo psicológico de la pérdida de la capitalidad fue algo muy fuerte, mucho más de lo que la gente puede pensar. Salir de ese bache requería un gran esfuerzo y se hicieron, no es vanidad decirlo, muchas cosas. Una transformación desde las plazas al paseo marítimo, las bibliotecas, los centros cívicos... y, sobre todo, una ilusión. Incluso con el Deportivo bien situado. Una ciudad pujante, fuerte, que después, a lo largo de los años, no se ha podido mantener a ese nivel.
“Cuando era concejal de Tráfico, se hizo la centralización semafórica, fue un cambio radical; es algo que nadie sabe pero de lo que estoy muy satisfecho
¿De qué se siente más orgulloso?
Cuando era concejal de Tráfico, se hizo la centralización semafórica y se invirtieron, con ayuda del Estado, miles de millones de pesetas. Fue un cambio radical desde los semáforos electromagnéticos, que se coordinaban mirando. Es algo que nadie sabe pero de lo que estoy satisfecho. Y de la exposición del cuarto centenario de María Pita. Y me gustaba mucho el plan de aprender en USA. También se hicieron en mi etapa varios centros cívicos y de infantil. Y de una cosa curiosa: los de Hogueras de San Juan hacían la hoguera en la plaza de Portugal. Y un año, el viento rola y amenaza a la gente en la escalinata de la Compañía de María. Fue un momento de peligro y les dije que por qué no intentaban hacerla en la playa de Riazor.
Así que lo de las hogueras en la playa es culpa suya...
Sí, sí, absolutamente (risas). La idea fue mía y me dijo Calín: “Pero cómo vamos a hacerlo ahí, si no nos deja Costas”. Y yo le dije: “No te preocupes, que con Costas hablo yo”. Y, fíjate, fue toda una revolución. Casi nunca hablo de estos temas y puede parecer un poco presumir pero...
Esta entrevista es un momento perfecto para presumir.
También fue una buena cosa cambiar los fuegos artificiales del muelle a la playa... y algunas cosas más. Pero lo pasé muy bien.
¿Sí?
Sí, sí. Cuando algún concejal o concejala toma posesión, al cabo de un tiempo, yo le pregunto: “¿Qué tal lo pasas?”. Y a veces me contestan: “No estoy aquí para pasarlo bien, estoy para hacer una labor”. Y es fundamental pasarlo bien, porque si no, difícilmente harás una buena labor. Yo lo pasé muy bien. Y hubo también momentos terribles...
¿Como cuáles?
El momento en el que yo era responsable de Seguridad Ciudadana y se produce el ‘Mar Egeo’. Fue una experiencia vital terrorífica porque hubo que decidir si se evacuaba toda la ciudad o no. Se decía que la onda expansiva podía llegar a Juana de Vega. Se optó por no hacerlo y fue una buena decisión. Y con mucha suerte. Y, a consecuencia de todo ello, se hizo la torre de control.
“Tras 25 años de concejal, 17 de profesor, que me recuerden por una risotada... es un poco triste. Si me dieran un poco por cada persona que lo vio, me habría hecho de oro
También hubo momentos divertidos. Usted protagonizó uno con aquel ataque de risa en una rueda de prensa...
Siempre me acuerdo de una entrevista que le hicieron al actor Valentín Tornos sobre el éxito que había tenido por don Cicuta y que calificaba de “tremendo y desolador”. Yo muchas veces pensé lo mismo: tras 25 años de concejal, 17 de profesor, que me recuerden por una risotada... es un poco triste. Pero si seguimos hablando de Valentín es por don Cicuta. Y la gente me reconoce por “los bomberos bien dotados”. El año pasado, iba por Zamora y un matrimonio me preguntó: “¿Usted es el que creo que es?”. Y me pidieron una foto y un autógrafo. Pero eso me pasó en Madrid, en París, me mandaron la filmación de un canal de Londres, de Moscú, con caracteres cirílicos... Creo que influyeron dos cosas: era un momento tenso políticamente, justo antes de unas elecciones, de los atentados de Atocha y eso era algo amable y distendido. Y, en segundo lugar, porque se veía natural. De un político que se ríe. Pero sí, tuvo una repercusión terrible.
Y en un momento que no existían las redes sociales.
Si me hubieran dado un poquito de dinero por cada persona que lo vio, me habría hecho de oro.
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¿Recorre la ciudad a pie o motorizado?
¿Helados tradicionales como la Colón o la Ibi o sabores más modernos?
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