La vida en una ciudad puede medirse de muchas maneras. Una de ellas es la actividad en las calles, los eventos que interrumpen el cotidiano discurrir de la vida diaria. Algunos son molestos, otros son bienvenidos: obras, manifestaciones, fiestas.... Para todas ellas, es necesario acotar una parte el espacio público, desviar el tránsito, cerrar calles y plazas. El año pasado vivió una inusual actividad: 5.764 ocupaciones de la vía pública registradas por la Policía Local. Todo un récord.
Este número abarca todo tipo de espacios, como aparcamientos que los conductores no pueden emplear por culpa de una mudanza o porque está ocupado por material, vehículos o casetas de una obra o por talas de árboles. De todos las ocupaciones de vía pública, las obras del Ayuntamiento son responsables solo de una quinta parte. La Policía Local concedió autorizaciones para 1.069 obras en 2023, y es una cifra elevada, que revela un incremento de actividad durante la pandemia.
1.067 obras municipales con afectación de vía pública se registraron durante el año pasado, 200 más que en 2022
A nadie extrañará que en 2020, cuando la mayor parte de la población había sido enclaustrada por orden del Gobierno central, la actividad se redujera. Fue el momento en el que menos ocupaciones se registraron, naturalmente, con 1.536, pero también las intervenciones en la vía pública se desplomaron hasta el dato histórico de 347. En 2021 ya se duplicó con creces el número de obras en las calles coruñesas, pero la cifra creció apenas en 2022, llegando a las 860. Estas eran cifras habituales antes de la pandemia, pero la que se alcanzó el año pasado es de las más altas.
Entre las obras que exigieron ocupación de la vía se encuentran algunas muy importantes, como la construcción del nuevo mercado de Monte Alto, las obras del carril bici en la avenidas de Arteixo (que continúan a día de hoy), las de mejora de accesibilidad en Pescadería o la que fue probablemente la más espectacular: la instalación de las piezas que formaban la pasarela de Pedralonga, que no se abrió hasta febrero, pero que comenzó en octubre, así como docenas de pequeñas obras de renovación y saneamiento.
Pero, además de las obras, siempre molestas y ruidosas pero necesarias, el tráfico en las calles de A Coruña se interrumpe de tanto en tanto por otros dos motivos: las pruebas deportivas y los eventos culturales. El año pasado, a las grandes citas anuales como San Juan, que supone uno de los mayores cortes de tráfico del año, puesto que se cierra una gran parte del Paseo Marítimo además de otras calles importantes. pero en 2023, hubo que añadir por primera vez el Morriña Fest, que supuso el corte de la avenida de Linares Rivas, uno de las principales accesos de la ciudad, durante dos días de julio.
A nivel deportivo, los cortes más habituales se producen de forma periódica en los alrededores del estadio de Riazor, con motivo de los encuentros de fútbol del Deportivo. También hay eventos con una ocupación de vía pública mayor, como los maratones que recorren las calles del centro, como el de 42 y más significativamente, el de 21, o la San Silvestre.
El 092 tuvo que redactar casi 4.700 informes sobre las afecciones
al tráfico
Muchas de estos eventos se realizan cada año, de manera que las autoridades ya saben qué se puede esperar de ellas, pero para las obras o los traslados, deben realizarse informes que den cuenta de cómo afectarán al tránsito, y esa es una labor de la Policía Local. De hecho, el año pasado se elevaron más informes que nunca, como es lógico, al ser el año con más ocupaciones. Se redactaron 4.695. Es decir, del 81% del total.
Queda por ver si este año, que todavía está mediado se mantendrá la actividad, pero la conclusión es que 2023 ha sido un año excepcionalmente movido. Los coruñeses han tenido que convivir con zanjas, conos y vallas para poder desarrollar su día a día y todavía continúan haciéndolo. Las obras, desde luego, no han cesado, como puede constatar cualquiera que pasee por el centro, ya sea en la avenida de Arteixo o la calle de San Andrés. A ellas pronto se le sumará la de Los Cantones. Y antes de que pase mucho, de nuevo las fiestas, que convierten la ciudad en una inmensa sala de estar