Desde que se trasladó a sus actuales instalaciones en la ronda de Outeiro, el antiguo albergue de transeúntes de la Institución Beneficio Social de Padre Rubinos permanece vacío y sin uso. Pero no por mucho tiempo: en abril, la concejala de Bienestar Social, Yoya Neira, firmó un convenio con Eduardo Aceña, el presidente de la entidad, para ceder el edificio y ayer la alcaldesa, Inés Rey, anunció la aprobación del proyecto de reforma para convertirlo en el nuevo Centro de Atención Continuada municipal. 

Estas instalaciones vendrán a sustituir el Centro Abeiro, que abrió en su día en Orillamar el Gobierno de la Marea Atlántica. La alcaldesa, Inés Rey, no pudo evitar referirse a este resbalón del anterior Gobierno local, al señalar que este centro será ilegal, refiriéndose a las irregularidades en el edificio que obligaron a su cierre por no adecuarse a la norma. 
 

En este centro de baja exigencia se acoge a los sintecho que no cumplen los requisitos para ser admitidos en otros centros de asistencia de la ciudad, como el propio Padre Rubinos. Son 2.000 metros cuadrados dispuestos en dos espacios, y la intervención cuenta con un presupuesto de 752.000 euros.  Este dinero proviene en un 80% de los fondos europeos Feder. Sin embargo, todavía queda por licitar el contrato, así que el nuevo albergue municipal tardará en abrir su puertas a aquellos que lo necesitan.

Soluciones alternativas   

El centro Abeiro, que contaba con 15 plazas, cerró sus puertas en 2019, debido a las irregularidades antes mencionadas (básicamente, su techo era demasiado bajo). Desde entonces, la Concejalía de Bienestar Social ha recurrido a soluciones alternativas. 
 

Por ejemplo, durante la pandemia acogió a los sin techo en un hostal. Durante la alerta roja, los invitó a acudir al centro cívico de Monelos, donde recibieron manta y comida durante los dos días de inclemencias meteorológicas.